Sonntag, Februar 13, 2005

Globalización y Barbarie


Entrevista efectuada en febrero de 2004


Con Tamara Sperat, una colaboradora

Por Sol Taubriz

ST: en una reciente entrevista (1) usted dice "somos los bárbaros de la globalización"... ¿puede ampliar más el concepto?...

JC: Se emplea el término "bárbaros", normalmente, para designar personas de costumbres violentas, gentes toscas, sin refinamiento, incapaces de apreciar la belleza, o simplemente bestiales. Sin embargo, cuando Ptolomeo u Aristóteles hablaban de "bárbaros", no le daban estos sentidos, ni esos hábitos se consideraban típicos de los pueblos llamados así. Para los antiguos griegos, bárbaros eran sencillamente personas que no se habían acostumbrado a vivir en ciudades, y tampoco adoptaban el modo de organización económica que requiere la vida de ciudad. La característica principal de este tipo de vida era la autosuficiencia. Es decir, ellos se abastecían, en todo lo necesario, con la naturaleza que los rodeaba o sus esfuerzos comunitarios.

ST:...bárbaros serían hoy, entonces, grupos como los de Bin Laden...

JC: ¡Claro!... o los zapatistas. O incluso la comunidad de Sai Baba. Qué decimos con esto: no se trata de grupos sociales antropológicamente retrasados: por el contrario, los verdaderos bárbaros, en todos los tiempos, suelen ser aquellos que están ofreciendo alternativas novedosas para una situación de crisis estructural del sistema, cíclicamente agobiado por una civilización determinada.

ST: Por ejemplo los bárbaros que derribaron al imperio romano...

JC: ¡Claro!... ¡Con ellos comenzó la historia de Occidente!... Los historiadores europeos gustan de decir que "la historia de Occidente comenzó con la epopeya de Maratón", refiriéndose a la heroica resistencia de Leónidas y sus trecientos, que permitió la derrota posterior de la invasión Persa. Se equivocan -en parte concientemente-: la historia de Occidente comenzó en realidad con la caída de Roma, en el siglo V.

ST: ¿Por qué dices "se equivocan concientemente"?

JC: Toda sociedad próspera necesita crearse un pasado prestigioso. Igual como los nuevos ricos corren a comprarse un título de nobleza (en Europa tenemos ejemplos claros, como los barones de Rotschild). Es más prestigioso descender de Grecia y Roma que de las hordas de Clodoveo, los teutones, los suavos... todavía están muy claras las imágenes bestiales que daban de ellos los aristocráticos romanos. Sin ir más lejos en la reciente película "Gladiator", se da la imagen de los romanos como si fuesen refinados tecnócratas del arte bélico, mientras se muestra a los germanos como peludos gigantes desharrapados, que combaten con rústicos troncos a modo de lanza en sus manos. Pero la verdad es diferente: ni los griegos ni los romanos se consideraban parte de Occidente: ellos amaban y eran hijos, en verdad, de la civilización Oriental, de la cual habían aprendido todo lo que consideraban bueno. Ellos se consideraban continuidad de Egipto, Babilonia y Persia. La prueba es que Alejandro Magno, una vez conquistado el trono del imperio persa, cambia sus vestidos inmediatamente por el estilo persa, y obliga a todos sus funcionarios a adoptar no sólo las vestiduras, sino los hábitos culturales y sociales de los persas, a quienes se consideraba representantes de una cultura superior. Otro signo en tal sentido es que los emperadores romanos, en la época de mayor refinamiento cultural del imperio, emigran a Bizancio, es decir a Turquía, lo cual era claramente considerado Oriente, e instalan allí el Centro del Imperio. Entonces, Occidente, tal como lo consideramos hoy, surge como referencia cultural recién cuando los bárbaros del centro-norte de Europa, junto a las islas británicas, comienzan a organizarse en ciudades. Es decir, hacia los siglos VII u VIII, bajo un sistema social novedoso, el feudalismo, y un eje cultural poderoso: el cristianismo. Tampoco es real que los romanos y griegos sean rubicundos, de ojos celestes, como nos los muestran hoy las películas norteamericanas. Eso es fruto del narcisismo germánico y anglosajón. Lo más probable es que tanto romanos como griegos fueran normalmente morenos, más bien bajos de estatura, del tipo que hoy son más o menos los italianos del sur.

ST: Entonces, los bárbaros de hoy serían todos los países que desde Europa llamamos "Tercer Mundo".

JC: En parte sí... no es tan simple. Más que los países, yo diría ciertos grupos sociales, organizados, deliberadamente o no, que sustentan proyectos de existencia alternativos, superadores al sistema ecológico-cultural vigente, que por su caducidad no permite seguir avanzando al desarrollo de la humanidad.

ST: ¿Y cuál sería ese sistema ecológico-cultural que está en crisis?

JC: El de considerar a la Tierra como un campo de batalla a disposición de los más criminales y audaces. A estos depredadores humanos, la civilización occidental llama "emprendedores" y "competentes". Sustenta para ello una concepción largamente modelada, a través del darwinismo, el malthusianismo y modernas teorías ecologistas, de acuerdo a las cuales se justifica la existencia de la injusticia y la depredación de la naturaleza -a la cual se llama "recursos", como si el universo hubiera sido hecho nada más que para sustentar al hombre-, se justifica, te digo, con malabarismos intelectuales que durante siglos han actuado sobre las conciencias con éxito. Esta concepción te muestra como natural que los pueblos sigan un ciclo evolutivo de: valor individual, laboriosidad=éxito económico; luego tales pueblos crecen, y se vuelven colonialistas; más tarde van desarrollando una alta tecnología que les permite dominar el mundo conocido. A esta concepción, que justifica el dominio de "los recursos", como les llaman ellos, por "los más aptos", debe oponerse otra concepción (siempre surgió en la historia); la de los bárbaros. Y es la que finalmente triunfa, porque si no el mundo mismo -que no se compone solamente por humanos- iría hacia su desaparición. Y no existe ninguna esencia vital que tenga como designio la autoeliminación. La naturaleza resiste. No solamente los humanos conscientes de la perversidad del modelo occidental, sino toda la naturaleza: los animales, los bosques, los mares, los ríos contaminados, las montañas, la atmósfera... están diciendo ¡Basta!, hoy. Nosotros, los bárbaros, somos la expresión intelectual, nada más, de esta inmensa reacción cósmica que va a echar abajo a toda esta calaña de criminales ecológicos encabezados por Bush, Aznar y ese payaso inglés que arrastró a su país al crimen con amedrentamiento ideológico y mentiras.

(1) Jordi Foix. Entrevista con Julio Carreras (h): "Somos los bárbaros de la globalización". http://carreras-h.galeon.com/entrev01.htm Otras notas: http://artycom.galeon.com



Luego de su publicación en Indymedia Barcelona, se recibió este comentario:

Dato erroneo
febo
creo que Julio confunde los hechos, cuando dice que Maraton fue batallada por Leonidas y sus trecientos. Son dos hechos diferentes. Por lo demas, muy interesante sus conceptos, lastima la brevedad.


Comienzo de Occidente
Julio
Tiene razón, Febo. 10 años separan la batalla de Maraton, donde las fuerzas griegas triunfaron sobre los persas comandadas por Milcíades, de la defensa de Las Termópilas por parte de Leónidas y sus trecientos. La intención de mi respuesta era sintetizar en aquél núcleo periódico el inicio del triunfo griego sobre los persas. Que luego completaría Alejandro Magno con la ocupación total del imperio oriental. Se me fue la mano en la síntesis, obviando numerosos datos en el medio. Le agradezco su aclaración.



"SOMOS LOS BÁRBAROS DE LA GLOBALIZACIÓN"


Julio Carreras (h) con el filósofo alemán Karl Otto Apel

Entrevistador: Jordi Foix(BP - Madrid)


Delgado, ágil, Julio Carreras ostenta una personalidad magnética. Hilos de plata matizan su pelo ondulado; sus ojos oscuros inquietan o tranquilizan. Preguntado el secreto de su vitalidad, contesta "vida sana". No fuma, toma muy poco vino durante las comidas, es vegetariano, no sale de noche, se levanta bien temprano, lleva una vida regular con su familia -esposa y cuatro hijas-. Parece la antítesis de lo que se imagina como un revolucionario. Pero estuvo preso siete años, en condiciones infrahumanas, durante la dictadura militar argentina. Habita una amplia casa en las afueras de la ciudad. Su gabinete, aislado, fue construido al final de un patio, rodeado de árboles. Es una habitación con techo muy alto; en cada pared hay estantes repletos de libros, casi hasta arriba. En el medio, una mesa de dibujo, y sobre ella, la computadora, con un gran monitor, con su sistema de audio y demás adminículos para trabajar con la mayor comodidad. Es que Julio Carreras, desde 1997, ha hecho de internet el principal medio de difusión para su profusa actividad periodística.
-¿Qué es un periodista de internet?
-Alguien que se ha preparado para manejar esta tecnología y desarrolla su actividad informativa a través de ella.-¿No es mejor seguir llamándolo periodista a secas?-No. Pues internet tiene su lenguaje propio, además de sus técnicas particulares. El periodista de internet -por ejemplo- no necesita una sede central. Cualquier otro periodista, sea de medios impresos, radiales o televisivos, dependen de un sitio -llámese Redacción, Estudio Central, etcétera- sin el cual no pueden difundir sus noticias. Un periodista de internet puede publicar la información desde las montañas en Bolivia o en una plaza de Francfurt. Basta con que tenga una notebook. Entonces se necesita otra mentalidad, para ser periodista de internet.
-Usted fundó la Asociación de Periodistas de Internet, ¿cómo fue?
-En el mes de febrero de 2000. Venía de un par de años un poco alejado de la actividad de internet, luego de que me despidiesen en el diario donde trabajaba. Entonces, al regresar a la red, pensé (un poco a causa de lo que ocurrió conmigo) en la necesidad de una organización que agrupe y defienda los derechos de los periodistas de internet. Suponiendo que ya existía alguna, busqué en la red, pero no encontré nada como esto.-¿A qué se refiere cuando dice "lo que ocurrió conmigo"?-El diario en que yo trabajaba -una empresa capitalista- me había seleccionado entre los miembros de la redacción para dirigir su edición digital. Entonces me prepararon, incluyendo un curso de Internet en Washington, Estados Unidos. Pero en el proceso surgieron diferencias, y me despidieron sin más.
-Entonces, ¿usted pensó a la API como una organización sindical?
-Sí. Una organización que defienda los derechos de los trabajadores de internet. Como tú sabes, desde mediados de los noventa han comenzado a proliferar los medios informativos en internet. Allí se han incorporado cientos de nuevos periodistas -generalmente recién salidos de las universidades-; los "garajes" surgieron como hongos, principalmente en las grandes ciudades, para difundir todo tipo de información o crear lugares de entretenimiento en la red. Las empresas, que vieron el negocio, auspiciaron este nuevo medio, a veces abiertamente -como los grandes diarios- a veces de un modo indirecto. Pero sólo en su faz tecnológica: se compraban los equipos, se intalaba lo necesario para que funcione el galpón... pero los periodistas eran -son- especie de aficionados, que trabajan generalmente "en negro" (esto es, sin aportes previsionales, etcétera), por lo cual estamos siempre expuestos a que nos despidan cuando los empresarios no nos consideren "rentables" -o les molestemos por alguna cuestión ideológica.
-¿Y qué fue de la API?
-Se desinfló. Luego de un primer año de entusiasmo, comenzó a decaer, hasta que un incidente menor entre algunos miembros me dio la oportunidad para considerar este intento -por ahora- clausurado.
-¿Cuáles fueron las razones para este... no sé si lo consideras un fracaso?
-No. Tampoco fue un fracaso. Al ser la primera Asociación de Periodistas de Internet generó una nueva conciencia que al pasar los años creo se va a valorar. Instalamos luchas importantes, como la ocurrida con el periodista Cárdenas, despedido de un importante diario chileno de internet, el caso de la desaparición de un hijo de un periodista colombiano, Jorge Enrique Botero, o el de la discriminación ideológica hacia Andrés Dapuez en el diario de Córdoba, Argentina, La Voz del Interior... Nuestra asociación llegó a obtener la intervención de la SIP o la publicación de los temas denunciados en medios importantes como La Nación, de Buenos Aires, o El Mundo, de España. Luego hicimos campañas exitosas, como la efectuada en contra de la censura en España.-¿Puedes narrarnos alguno de estos casos que sea particularmente representativo para la API?-Tal vez el de Juan Pablo Cárdenas, sea paradigmático. El era director periodístico del diario Primera Línea, de Santiago, Chile. De un día para otro fue dejado fuera. Al despedirlo, el gerente le comunicó que la medida fue tomada porque "el Gobierno de Chile no comparte la línea informativa seguida en los últimos meses por el periódico". ¡Esto era tremendo! La API fue la única institución que levantó alguna polvareda por este asunto. Debido a que el gobierno de Chile tenía cierta aura "progresista" y "democrática", incluso sectores de la izquierda domesticada silenciaron el asunto. Por nuestra parte, hicimos pública una carta al presidente Lagos que circuló profusamente, y logramos la promesa del director de Libertad de Expresión de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) Ricardo Trotti, de que se iba a ocupar del asunto. Por otra parte, la misma empresa que despidió a Juan Pablo Cárdenas tenía también un barniz "progresista"... con más razón pusimos mucho énfasis en esta campaña, pues si esto lo hacía una empresa "progresista"... ¿qué dejaremos entonces para las dominadas totalmente con los criterios del capitalismo salvaje?...
-Y qué ocurrió con Cárdenas... ¿lo reintegraron a su puesto?
-No. Desde el gobierno me contestó un secretario de la presidencia, diciendo muy ambiguamente que el presidente iba a estudiar el caso. También la promesa de Ricardo Trotti quedó sólo en eso, ni siquiera difundieron el caso en alguno de los diarios que integra la impresionante cadena que tienen, pues como sabes la SIP cuenta con empresas periodísticas afiliadas a lo largo y lo ancho de toda América Latina. Pero aquí queda claro que la supuesta lucha de la SIP por la "Libertad de Prensa" lo es sólo por la "Libertad de Empresa", pues actúan sólo en caso de ver amenazados los negocios de los diarios, y no cuando realmente se afectan los derechos de un periodista, como fue el caso de Cárdenas en Chile.-¿Y respecto de la censura?-En España se proyectó una ley que regulaba el manejo de la información en internet, con prescripciones verdaderamente cavernarias. Se la denominó Ley de Servicios de la Sociedad de la Información. Ella indicaba que los medios de comunicación digitales, cualquiera que sea su tamaño o propósito, deberían constar en registros públicos formalizando su existencia a niveles similares al de las empresas. De esa forma, toda información publicada quedaba sujeta a la intervención administrativa del Estado Español y se considerarían delitos actos como acompañar los artículos con vínculos a páginas "ilícitas", no disponer de copias de artículos publicados y no retirar de la publicación aquellas informaciones que las autoridades administrativas consideren "ilícitas". Las multas llegaban hasta los cien millones de pesetas. Esta ley hubiese anulado la creación de comunidades libres en la Internet española, el anonimato, la discrepancia y la libertad de expresión. La definición que se da en el anteproyecto de ley a los "servicios de la sociedad de la información" es tan amplia que recoge cualquier actividad remunerada o no remunerada por sus destinatarios, de comercio electrónico o de simple valor periodístico. La API impulsó una campaña internacional en contra de esta ley, para evitar que se aprobara en España. Paradójicamente -o no- los principales medios de prensa que tienen sus grandes sitios en internet, no se sumaron a la campaña. Esto demuestra una vez más que ese mecanismo de la "concertación" con los gobiernos de turno, es el habitual en la prensa hoy, hasta el punto que normalmente los empresarios periodísticos tienen más puntos de acuerdo con quienes violan sistemáticamente los derechos periodísticos que con quienes los defienden.
-¿Por qué se desdibujó la API?
-Yo mismo la desactivé. Porque me di cuenta que no teníamos sustento interno como para seguir con la línea proyectada. Llegamos a ser unos 200 miembros, dispersos en diferentes lugares del mundo, desde Chile a Japón, pasando por España, Alemania, México y varios países de Latinoamérica. Mas por un lado había una integración amorfa, en un sentido ideológico; por otro, carecíamos de sustento económico.
-¿A qué te refieres con lo de "integración amorfa"?
-Te contaré un caso, paradigmático. X es una periodista española, residente en Alemania. Pronto obtuvo un trabajo en la empresa que edita el diario El Mundo, de España, debido a que uno de sus directores era miembro de la API y conocido mío. X integraba el grupo de cuatro que éramos los únicos que realmente trabajábamos por la API: además de mí estaban Carolina Jerez Henríquez, chilena, quien trabajaba también en la Unesco. Ella desarrolló el sitio web de API, muy bien. Y Leo Sosa, quien trabajaba en un multimedia de Salta, Argentina. Miguel Schettino, un loco lindo, porteño, que en todo momento nos apoyó en todo sentido. Poco a poco X se fue apartando, hasta que sencillamente se borró. Luego de dos o tres mails donde me daba excusas de tipo personal -problemas con el marido, que era un alemán, o cosas así- terminó confesándome que la gente de Libertad Digital, un diario de internet que integra la galaxia de El Mundo, le había dicho que se aparte de la API... ¡y de mí! Que éramos unos terroristas y otras cosas que ya no quiso contarme. ¡Simplemente porque nos habíamos atrevido a defender la Libertad de Expresión en Internet y los derechos de los periodistas!... Así que te imaginas, si en la comisión directiva, entre los líderes de la Asociación, teníamos gente que cede tan fácilmente a las presiones de los poderosos, ¿qué podíamos esperar de los demás? Yo creo que debemos esperar aún que las condiciones maduren para formar una Asociación como la que pretendíamos impulsar.
-¿Cómo ve la situación de los medios de prensa en internet hoy?-Internet es un espejo de lo que ocurre en la sociedad material. Las grandes empresas controlan los sitios de noticias más importantes en la web, lo hacen con los mismos criterios que manejan sus diarios de papel: utilizan a los periodistas tanto para cubrir una conferencia de prensa como para diseñar una página, o los mandan a informar por radio en caso de necesidad. Absoluto desprecio por los derechos de los trabajadores. Pero después están los otros, los falsos "progresistas", como algunos medios que adoptan una fachada seria, "profesional", "honesta" pero de hecho son parte de la misma patraña capitalista extendida como una enfermedad viscosa a lo largo y lo ancho del ámbito informativo por todo el planeta.Yo tuve una discusión con un tal Albarrán, de la Reforma, de México. Fue con oportunidad de una denuncia de la API, esta vez hacia el gobierno argentino, ya que manejábamos información en el sentido de que se había instalado en la SIDE (organismo de espionaje del estado) toda una sección especial, incluyendo personal, para hackear a los periodistas de internet y a todo medio independiente. Albarrán reaccionó acusándonos de "apresurados" por haber hecho la denuncia. ¡Te das cuenta! Él confiaba más en un organismo que había sido fundamental para el secuestro, tortura y muerte de más de 40.000 argentinos durante la dictadura militar que en los datos obtenidos por nosotros!... Y decía hacerlo desde "la izquierda". Por eso digo debemos tener paciencia para que las condiciones maduren un poco más, pues hasta los sectores de izquierda están hoy irremediablemente infectados por el inmenso lavado de cerebros que ha hecho el capitalismo criminal desde los años 80 en adelante, con mucho éxito, hay que reconocerlo.
-¿Hay alguna forma de luchar con esperanzas en contra de este gigantesco control?
-Sí. Porque es un sistema que ha entrado en crisis. En esto también se refleja la crisis de la estructura capitalista global. En el mundo material, los países capitalistas se ven obligados a lanzar campañas criminales sobre otros países, como lo hicieron en Afganistán o recientemente en Iraq. Ello porque necesitan desesperadamente solucionar sus problemas de recesión continuada, déficits fiscales sin precedentes (EEUU lo tiene de un modo que jamás hubiera tolerado el FMI a cualquier país subdesarrollado). Entonces, en el ámbito de la prensa se retrocede también a situaciones de los años 20 o 30, o más atrás aún. Con censura interna llevada hasta grados ridículos, con el predominio de los más mediocres y obsecuentes en las redacciones de todos los medios informativos del mundo, ¡con una precariedad laboral que no se había visto desde la situación de capitalismo salvaje denunciada por Marx y Engels en Inglaterra durante el siglo XIX! Pero esa crisis sin precedentes, con sus altas cuotas de violencia e injusticia descargándose sobre los más débiles, también está creando su antídoto.Son los movimientos "antiglobalización", que aunque intentan ser infiltrados por los falsos progresistas como los mencionados, han adquirido una vigencia extraordinaria. Al igual que los bárbaros fueron el antídoto que logró sanear la sociedad, permitirle que continuara su evolución hacia sociedades más participativas, en un tiempo de ominosa opresión, degeneración, criminalidad, durante el Imperio Romano... ¡nosotros somos, ahora, los bárbaros de la globalización! Nuestra ventaja es que ahora tenemos internet... y el inmenso bagaje cultural de dos mil años más de evolución intelectual. Ello nos permite que cada uno de nuestros golpes pueda ser, ahora, diez mil veces más efectivo de lo que pudo haber imaginado jamás un -digamos- San Juan Crisóstomo, o San Agustín, que fueron quienes dotaron de ideología al visceral movimiento de rechazo al imperio promovido por los bárbaros de la Edad Antigua.
-¿Que futuro supone para el periodismo de internet?
-El futuro nos pertenece. Los diarios de papel desaparecerán, quedarán sólo aquellos que tengan un valor agregado por sus contenidos (Cultura, Ciencias, cuestiones regionales). Pronto internet ocupará el espacio que aún domina la TV (fusionándose con ella).


(c) 04 julio/2003 BP -Madrid






"Santiagueño soy señores"


Entrevista efectuada en abril de 1993

Por Silvia Barei *

Silvia Barei: -Escritor y periodista, ¿dos profesiones distintas o dos caras de la misma moneda?
Julio Carreras (h): -La cuestión de "periodismo o literatura" ha sido algo permanentemente debatido ya que supuestamente la profesión de escritor confronta con la de periodista. El escritor elabora un lenguaje que tiene total libertad para buscar la belleza, que es el objetivo del arte. El periodismo trata de reflejar lo que nosotros llamamos "realidad", que a veces es contradictoria, difícil y llena de presiones, con el agregado de que el periodismo está limitado a reproducir con la mayor fidelidad posible sucesos muchas veces olvidables.Cuando se produce la confrontación de la tarea del escritor con la del periodista, generalmente sucede en el campo de lo cultural, como en mi caso por ejemplo, dirigiendo un suplemento literario; lo que se hace, entonces es literatura, bajo la forma de un cierto periodismo especializado. Pero los escritores que deben apelar al trabajo en una redacción para ganar un salario, muchas veces no tienen esta suerte. Entonces, sí, puede darse la necesidad de dolorosos desdoblamientos para poder cumplir cada función.
S.B.: -Una pregunta repetida y necesaria: ser escritor y vivir en Santiago... ¿un espacio para el reconocimiento o un lugar negado en la literatura argentina?
J.C.: -Los aborígenes, los tawantisuyus, tenían una especie de aforismo sosteniendo que el Cuzco, el lugar donde ellos estaban parados, era "el centro del mundo". Vivir en el interior conlleva factores negativos y positivos: Santiago es una provincia pequeña, mediocre en muchos aspectos, particularmente en sus ciudades. Hay que vencer la absoluta incomprensión de la sociedad que no concibe que un hombre o una mujer vivan para el arte. Pero tiene las ventajas de no estar del todo infectado ni moldeado por concepciones que pertenecen a las culturas masivas de las grandes metrópolis.Nosotros, los escritores de provincias, tenemos la libertad que nos da la soledad. Hacemos y rehacemos en silencio nuestras obras y a fuerza de educar nuestro espíritu nos volvemos una especie de eco de la cultura de nuestros pueblos.Por otra parte, los avances de la tecnología han hecho que el aislamiento ya no sea tal: podemos comunicarnos con cualquier lugar del mundo, puedo editar en Santiago como podría hacerlo en una imprenta de Nueva York, puedo recibir en tres días una revista literaria de España. (1) Yo he publicado en una revista de la Universidad de Los Angeles, otra de la Universidad de Roma y en revistas de París. De algún modo sucede como lo que dice Lao Tsi en un poema del Tao: "sin moverme de mi casa/ conozco el mundo".
S.B.: -Hablemos de Abelardo, una novela sobre Malvinas, sobre el Proceso, sobre el país que duele, sobre búsquedas existenciales...
J.C.: -Algunos intelectuales que han leído Abelardo con un sentido crítico dice que es un libro excesivamente condensado, lo cual hace su lenguaje un poco frío. Tal vez sea porque intenté escribir un libro dentro de lo que considero "literatura pura". Mi propuesta quería ser la de una obra bella, una historia precisa, una novela que sea también poesía. Y de algún modo me he propuesto también escribir una parte de la historia de mi país. Como no puedo comprender cuáles son los lenguajes de mi inconsciente, he tratado de representarlos en códigos oníricos, para que el lector encuentre nuevas lecturas y simbolismos sobre la historia de nuestra nación.Esa larga escena en la cual el personaje entra -de algún modo también como un homenaje a la entrada que hace en el inconsciente simbólico Harry Haller, en El Lobo Estepario-, esa entrada al lugar que la novela llama Almacén La Flor del Seibo, donde se desarrolla una desmesurada y por por momentos convulsionada Fiesta, representa la entrada a lo profundo del inconsciente de lo que yo percibo como La Nación Argentina. Acerca de ello se trata de reflexionar en este libro, no con métodos lógicos sino simbólicos.Bien, pero creo que en última instancia los objetivos son desconocidos para el escritor, que como todo artista, nunca sabe exactamente por qué está creando como lo hace. Sabe nada más que debe hacerlo.
S.B.: -Estás trabajando en un proyecto de video. ¿Cómo se compatibiliza el lenguaje de la palabra y el de la imagen?
J.C.: -Esta es la primera vez que hago un trabajo completo con video, aunque en otras oportunidades colabré con dos santiagueños que tienen premios nacionales, Juan Carlos Díaz Gallardo y José Luis Doucornou. Ellos también están a cargo del aspecto técnico y las cámaras en esta filmación, sobre un cuento mío que se llama El malamor (con guión de Ricardo Aznárez y actores cordobeses del Taller Alta Córdoba).Es la historia de un hombre maduro que se va a Catamarca y se enamora de una chica sobre la que se cuentan historias extrañas, sugiriendo su condición de "almamula" (se sugiere que puede haber tenido relaciones sexuales con su hermano, y que debido a ello se convierte en un animal monstruoso y devora a sus amantes).El trabajo con la imagen es fascinante; pese a ello creo que la palabra es el origen de todo. Yo soy un hombre de convicciones religiosas -a las cuales he llegado por la fe y la razón-, uno de los factores que sostiene mi certidumbre acerca del valor objetivamente constructor de la Palabra (así con mayúscula, cuando se trata de la Palabra creadora).Es el motivo por el cual tambiñen considero que la literatura nunca va a desaparecer. Para mí todo es literatura: el cine es literatura, los actos de mi vida son literatura.Tengo un cuento -publicado en su revista literaria por la Universidad de los Angeles- titulado El día potencial; allí un hombre comienza a caminar por una ciudad que se deshace, una realidad paralela, una realidad potencial generada por sus pensamientos. Este paralelismo es semejante a la dialéctica de literatura y cine: el argumento se escribe se desarrolla originalmente en base a imágenes. El proceso continúa con la traducción nuevamente a las imágenes que se concretan en la película, esa "otra realidad".
S.B.: -Tu opinión sobre la cultura popular: Stavenhagen dice que es actividad creadora y no consumo pasivo de bienes industrializados. ¿Hay límites o cruces entre las culturas populares y las masivas?J.C.: -La columna vertebral de nuestra cultura se constituye como cruce de dos grandes afluentes: la cultura aborigen y la cultura latina. Por mi parte considero que la cultura española y la italiana configuran un bloque común, pero no la italiana de fines del siglo pasado, sino la medieval, que proviene de la conquista española. En la Edad Media casi todos los países que bordeaban el Mediterráneo tenían una cultura común, muy fuerte. Si se quiere hilar fino, se encontrará en esta cultura medieval también una significativa afluencia del pensamiento alemán a través del reinado de los habsburgo, durante una de las etapas decisivas de la conquista y colonización. Es, pues, esta cultura común la que llegó a Latinomérica con los españoles.Por otro lado, la tradición aborigen también era muy fuerte en sus aspectos culturales y no había forma de ignorarla (salvo que existiera una brutal decisión de exterminio, como sucedió en el caso de los anglosajones que entraron en América del Norte). Los gobernates hispánicos más esclarecidos tuvieron la capacidad de sentirse seducidos por algunos rasgos de esta cultura, e hicieron un trabajo de reelaboración que ha permitido que parte de esa cultura sobreviva.En el pueblo de mis abuelos, Garza, acá en el sur, me he sentido conmovido por el espíritu de una cultura que pervive en las maneras de la gente y hasta en la forma en que se construyen las casas, con un estilo que recuerda a construcciones de España o Italia. Yo creo que son los sectore populares quienes han conservado la cultura de los pueblos americanos y si es que hay un cruce, pasa principalmente por estas dos culturas: españoles y aborígenes. Después viene todo lo demás: inmigrantes de otras épocas y de otras nacionalidades que no siempre se han mezclado y la influencia de la cultura masiva que se muy grande en el plano de la superficie, pero en el plano de lo profundo no ha calado todavía en los sectores populares de manera definitiva.Una prueba de esto es que, particularmente en el sector de la inmigración interna, hay miles de santiagueños en Buenos Aires, o hijos de santiagueños, que hablan como porteños o se visten con remeras de la Universidad de Harvard o cosas así. Pero siguen viniendo año tras año a peregrinar a la fiesta semipagana en el santuario de Mailín.Si hay un lugar en Santiago del Estero que se parece al Comala de Pedro Páramo ese es Mailín. Allí se desarrolla, durante sólo par de frenéticas, alucinantes jornadas, un ritual continuo que es el afluir de esta cultura. Es decir, el lugar donde se encuentra el origen de una cultura, un espacio que no ha sido modificado aún por los mensajes reguladores de la cultura masiva.
S.B.: -En relación con esta pervivencia de las culturas autóctonas, ¿qué sentido tiene para América la conmemoración de los 500 años?
J.C.: -La llegada de los españoles no puede verse como un "encuentro", porque fue una conquista, muy parecida a muchas de las conquistas que han sucedido durante la historia de la humanidad. A mí me resulta comparable a las conquistas de Ciro el Grande, esto es, una conquista cruenta pero con ciertos aspectos benévolos, provista en este caso por el componente "cristiano". Ciro permitió, por ejemplo, a los hebreos la práctica de algunos aspectos propios de su cultura, siempre bajo la égida de la Gran Persia, pero de un modo distinto a la brutal sujeción debida a los Asirios, por ejemplo.Lo que no tiene demasiado sentido es la conmemoración. Creo, en síntesis, que ha sido una conquista cruenta: pero siempre la historia humana se ha desarrollado en base principalmente a conquistas. Es una fatal condición de los humanos el apropiarse de los territorios ajenos en base a la fuerza. En esto los españoles no se diferenciaron de los romanos o posteriormente los belgas o ingleses.Me agrada cierta observación de Mario Benedetti, cuando dice que el festejo de los españoles de lo que ahora llaman "Encuentro de Culturas", es como si en Italia se festejara la sangrienta conquista de España por parte de los romanos.
S.B.: -¿Crees que la conquista tiene un aspecto condenable, entonces?
Básicamente condeno todo acto de conquista, pues supone violencia contra los habitantes naturales de una región. Así, creo que la conquista española sobre los aborígenes fue un crimen, tanto como la del Imperio Romano sobre Germania en el siglo II, antes de Cristo. Reitero que no me satisfacen los categóricos juicios de valor. Recordemos que los aztecas también fueron crueles conquistadores, que sacrificaban vivos a sus prisioneros, arrancándoles el corazón. Ello no justifica por cierto los crímenes de los españoles. Pero cuando estudiamos la historia debemos poner todos los elementos en la balanza. Si uno trata de vivir con sentido, debe aprender a valorar los elementos positivos y negativos de todas las acciones humanas, de sus ideologías, no con actitud de rechazo hacia unos u otros, sino integrándolos en un proceso dialéctico, tanto para enriquecer su vida personal, como para aplicarlos al devenir histórico de la humanidad. Se trata de entender el proceso evolutivo de la humanidad y su naturaleza. Y de ese modo saber cuál será el papel que en ella cada uno de nosotros puede cumplir.


* Profesora de Letras en la Universidad Nacional de Córdoba, periodista del diario La Voz del Interior, Córdoba, Argentina. Esta entrevista fue Publicada en la revista Aleph, Mendoza, Argentina, en Junio de 1993.

Notas
(1) Por esos años aún no se había comenzado a utilizar públicamente Internet. Con más razón, luego, aproximadamente desde 1996, esta afirmación resultaría válida.

"El error del ERP fue continuar la lucha armada luego de las elecciones de 1973"

Entrevista efectuada el 21 de febrero de 2001

Por P.S. *


Julio Carreras (h) es más conocido como escritor y periodista que como militante político. Sin embargo estuvo preso 7 años durante la dictadura militar argentina, debido a su militancia en el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) una organización que impulsaba la lucha armada para obtener el socialismo. Pese a que la mayor parte de su militancia se desarrolló en Córdoba, como periodista en diarios y revistas de Izquierda, hemos enfocado las preguntas principalmente sobre una realidad que también el escritor conocía mucho: la de Santiago del Estero, poco analizada hasta hoy.


Pregunta: ¿Cómo fue tu juventud en Santiago y por ende, tus inicios hacia la política?

Julio Carreras: Mis comienzos han estado relacionados con las ideas revolucionarias del peronismo puesto que, tanto mi abuelo como mi padre han sido militantes peronistas y la conciencia política, de alguna manera vaga para mí, comienza alrededor de los cinco años, en 1955, cuando sucede el golpe en contra del gobierno de Perón. Allí lo veo a mi tío, un militante peronista que andaba escondido. A él le llevaba la comida que mi abuela le mandaba a una casa dónde estaba escondido. Me acuerdo claramente como me impresiona mi tío, uno de ésos días, cuando al dejarle la comida tenía un revolver sobre la mesa, una pistola calibre 38 largo, era imponente. Sin embargo, mi tío después niega que estuviera armado en la actualidad. Yo creo que eso forma parte del miedo retrospectivo que nos lleva a negar nuestra propia militancia o como sería el caso de Uriondo también, quién le negó una entrevista a un amigo mío, a Juan Manuel Aragón. Se escondió y nunca le pudo preguntar sobre su participación en los Uturuncos; Uriondo niega su participación en los Uturuncos porque ahora es un hombre del sistema y sin embargo para mí, que era un chico de 6 o 7 años, Uriondo era como un ejemplo, un personaje heroico, yo lo recuerdo claramente; a lo mejor es un poco exagerado por la imaginación, yo lo recuerdo porque mi tío y todos los peronistas de aquellos tiempos como López Bustos, Abdulajad y mi viejo también, anduvieron tratando de conseguir la libertad de los Uturuncos que estaban presos, y en el ámbito familiar hablando bien de la guerrilla peronista como los llamaban ellos. Así que éstos son los primeros esbozos de conciencia política que hacia la adolescencia se fue perfilando más bien como un nacionalismo de derecha porque mi abuelo era un hombre con ideas conservadoras -no en el sentido liberal sino en el sentido de ser un patriota cuyo libro de cabecera era el Martín Fierro, cuya raza privilegiada era el gaucho, mezcla de hispano con aborigen y que hacía un culto al amor por la patria. Admiraba al nazismo, por ejemplo, o al fascismo pero principalmente al nazismo nada más porque había sido un aliado del país en contra de los intereses norteamericanos e ingleses. O sea que no lo veía con un sentido de movimiento antisionista o imperialista, como en realidad fue el nazismo sino como el aliado natural que tuvieron los movimientos nacionalistas e independentistas latinoamericanos en contra de su principal opresor, y así por eso también, después mis tíos veían a la U.R.S.S. con simpatía no porque fueran comunistas sino porque era un aliado en contra de los norteamericanos. El verdadero peronista que en ése tiempo existía y que todavía existe, nada más que ahora mienten mucho, dirigentes peronistas que se han transformado o aggiornado, el verdadero peronista, digo, era un hombre nacionalista y socialista al mismo tiempo, un tipo de socialismo dentro de un capitalismo moderado y esto era lo que sustentaba aproximadamente mi familia. Nunca habían sido ni marxistas ni un socialistas, pero no hace falta ser un marxista para ser un revolucionario. Por entonces López Bustos junto con Abdulajad eran los que mantenían viva la llama del peronismo en Santiago, cuando muchos otros que después han sido funcionarios y gobernantes estaban con duda o directamente se habían borrado de la militancia . En esa infancia y adolescencia yo conocí a todos lo dirigentes peronistas de Santiago y de otras provincias, conocí también a José Alonso, a Vandor si bien no hablé con ellos -yo era un niño-, fui a las movilizaciones donde mis tíos me llevaban y hablaban ellos. Sobre todo, cuando hubo conflictos, aquí en Santiago, con los maestros que hacían movilizaciones en contra del plan CONINTES en la época de Frondizi. Esa fue la raíz de mi pensamiento político.

P. : En ese momento Carlos A. Juárez qué papel jugaba si es que jugaba realmente y qué posición empezó a adoptar...

J.C.: Yo recuerdo vagamente -vale repetir que era casi un niño, tenía 12 años cuando los milicos lo voltearon también a Frondizi, en 1962- pero lo que tengo en claro es que Juárez intentó hacer un movimiento por fuera de la línea del peronismo siguiendo la línea de Vandor, él fue uno de los dirigentes peronistas que quiso presentarse a las elecciones de 1963. Intentó con Sapag, Bittel y Vandor hacer un peronismo sin Perón; eso le costó que muchas organizaciones como la 62 organizaciones lo declararan persona no grata y se alejaran de él (esto me lo contó Cárdenas, un dirigente sindical que luego fue vicegobernador de Juárez). Con mucha habilidad y con inteligencia también, me parece que logró reinsertarse en la sociedad porque en los 70 ya estaba de nuevo integrado, aunque después fue por líneas separadas con el peronismo institucional y las organizaciones revolucionarias. En las elecciones del regreso de Perón, Juárez fue a elecciones con el lema de la Democracia Cristiana, aliada con el Partido Comunista, en contra del peronismo, y ganó. Por eso es que Cerro fue senador, o diputado, no recuerdo bien, ese fue el negocio de Cerro, alquilarle el partido a Juárez a cambio de algunos puestos -porque si iban solos la Democracia Cristiana y el Partido Comunista juntos no sacaban ni para un concejal.

P. : Cómo se vivían las luchas de los estudiantes en el 69 y 71, en Santiago...

J.C.: En Santiago no tenían gran repercusión; aquí había entrado la provincia en una etapa de cierta anestesia política. Yo era un chico de clase media que quería ser un niño bien argentino, un chico de aquellos que se peinaban a la gomina, que admiraban al gaucho porque era una onda sustentada por una parte de las clases dominantes en la Argentina, también porque cultivaba un antiimperialismo más bien de derecha en lo que se refiere a las costumbres, por lo tanto era un anticomunista. Para mí el comunismo era una fuerza oscura, rara, de individuos complejos y exóticos, que fumaban en pipa y asumían actitudes presuntuosas. Así me parecían los pocos miembros del Partido Comunista que había llegado a conocer algo porque eran amigos de mi papá. Entonces cuando surge el gobierno de Onganía creo que a todos los que tenemos una raíz nacionalista nos pasa lo mismo, mi padre por ejemplo en la época de Onganía -que aquí ponen como gobernador a un general, Uriondo, pariente del otro Uriondo que fue Uturunco, ponen como ministro de gobierno a un Tte. Coronel Cáceres que era amigo de mi papá, a éste lo designan funcionario del gobierno; ellos hacen una hábil diplomacia política con respecto al peronismo prometiéndole participación y prácticamente en Santiago lo neutralizan por completo. Los sectores de izquierda por entonces eran muy pequeños -aunque en un par de años crecerían como hongos-; los únicos que se solidarizaban y lograban algún tipo de apoyo en conjunto con los movimientos estudiantiles eran estos sectores de izquierda; pero eran muy pequeños, así que desde el punto de vista colectivo pasaban casi desapercibidas aquí las movilizaciones nacionales y más aún otras como las del Mayo Francés. No para mí, a mí me impactó mucho El Cordobazo, por ejemplo, y me hizo pensar. Porque yo venía ya desde los 16 0 17 años en un proceso de reflexión, empezando por la guerra de Biafra que se da en el año 1967 aproximadamente, lo que se estaba empezando a conocer sobre la guerra de Vietnam todo eso va haciéndome reflexionar y ya venía con una creciente radicalización aunque era muy suave. Como te digo mi padre leía mucho, tenía amigos de gran nivel intelectual, como el Dr. Acuña, el Lic. Pedro Luna o el gran pintor Alfredo Gogna, con ellos discutía con frecuencia sobre política y yo escuchaba. También por esos tiempos salió la revista Planeta -que aunque con cierta pereza empecé a leer cada vez más. Era una revista hecha por un marxista y un católico franceses, los mismos autores de El Retorno de los Brujos. Allí se abría un panorama muy amplio donde se incluía por cierto las movilizaciones juveniles, los grandes movimientos culturales de ruptura que se iniciaban, Vietnam...

P.: Digamos que los hechos internacionales tienen mucho que ver en el pensamiento de una generación, puesto que como vos dices Vietnam, Biafra, el Mayo Francés son de alguna manera los referentes a nivel internacional con los cuales la juventud va tener como hitos. Ahora bien, tu decisión hacia la militancia política a qué se debe y cuándo se produce, porque tengamos en cuenta también que durante ése período, finales de los 60 y principios de los 70, otra parte de la juventud estuvo volcada al rock; porque recordemos que desde 1966 al 1970 se dio en EE.UU. todo un movimiento social que fue el movimiento Hippie, que indudablemente no pasó desapercibido en ésta parte del continente, incluso aquí dicho movimiento tuvo sus adherentes. Entonces podemos encontrar a dos tipos de adolescentes que enfocan o que tratan de dar respuestas de diferentes ángulos. Uno desde la vertiente de la cultura y el otro desde lo político. Cómo ves vos el tema de los adolescentes y por ende cuándo fue el momento en el que optaste por la vertiente política.

J.C.: Bueno a mí se me dio una situación privilegiada porque cuando aparecen los Beatles yo tenía 14 años más o menos, vivía como te digo en el seno de una familia que tenía una militancia política pero también leía mucho. Mi padre compraba todas, aunque suene exagerado, todas las publicaciones que salían. Esto te da una idea del poder adquisitivo, puesto que él era un empleado público que tenía dos puestos, pero con sueldos normales. Trabajaba en ese tiempo en Salud Pública como simple oficinista y por la tarde, trabajaba en la casa Spaini llevando la contabilidad; con eso mi padre pudo comprar todas las revistas del momento, incluso brasileñas, como una que recuerdo bien: O´Cruzeiro. Que tenía un página de chistes, muy simpática y bien hecha, perdoná la digresión, que se llamaba "El amigo de la onÇa", muy graciosa y bien dibujada (también yo dibujaba historietas). Así es que tenía acceso a un material de primera mano. Por otra parte, cuando tenía 14 años, también estaba en la vertiente del rock puesto que tocaba la guitarra eléctrica. Yo desde los 14 años empecé a trabajar como músico, no a tocar por Hobbie sino ganar plata con la música. La escuela me parecía estúpida y estéril, incluso mi propio padre, tiene parte de culpa en eso, porque él vivía diciendo que los sistemas educacionales eran caducos, que no se enseñaba nada, que aparte todo era mentira, tanto desde el punto de vista histórico como de la supuesta democracia que proclamaban los radicales de Illia, ya que en un país donde estaba proscrito el movimiento mayoritario era absurdo hablar de democracia.La politización para mí vino en tres etapas. El primer golpe fuerte que recibí fue a los 18 años cuando en la TV, que era nueva en Santiago, en un noticiero, vi la guerra de Biafra, vi la miseria en que vivían los pueblos africanos. Recuerdo claramente esa noche. De repente en el televisor apareció un niño que era imposible, no podía haber en el mundo alguien tan desnutrido, con tanta desolación en los ojos, con la pancita hinchada por el hambre, y el cuerpo arrugado como el de un viejo, a pesar que no debía de tener más de siete u ocho años. Entonces eso me chocó muchísimo, y yo que era un chango gordo, lleno de comodidades, repantigado en un cómodo sillón frente al televisor me puse a llorar, me salieron las lágrimas solas y me sentí lleno de vergüenza y dije "yo tengo que hacer algo". No sabía entonces qué, pero me dije no puedo ir a las reuniones de la acción católica y misas todos los días solamente para encontrarme con los boludos y las minitas del centro, aquí hay problemas más importantes para un cristiano. Y empecé a tomar conciencia de la pobreza en mi propia provincia por lo tanto pensé que mi ubicación debía estar al lado de ésa gente como cristiano, aunque por esos tiempos aún no se me presentaba muy claramente la noción de la lucha armada. Es cierto que había ocurrido la muerte del Ché en Bolivia, y me había conmovido mucho eso. Recuerdo que yo pensé en el acto, cuando lo vi al Ché tendido con los ojos abiertos, luego de ser asesinado, pensé "pero es la misma cara que tenía Jesús" (en un cuadro del Tintoretto, creo). Eso y que el Ché era argentino. Me sentía muy orgulloso de que alguien tan generoso y grande fuera argentino.El segundo choque fue el cordobazo, cuyas imágenes las ví por TV y me dio otra opción, si bien no lo procesé en el acto pero me quedó grabado en la mente y después cuando entré al servicio militar actuó como el segundo de dos factores. Yo por una cuestión familiar tenía mucha simpatía por lo militar. Un oficial del ejército que me probó verdugueándome mucho y era evidente que me observaba desde que entré a la colimba, un día al ver mi resistencia física y agilidad mental me dijo que yo tenía "madera de militar", así me dijo, que termine el bachillerato -pues no lo había terminado- y siguiera la carrera de oficial. Ese militar era un Tte. Coronel al cual habían dado de baja por peronista y después dieron trabajo de nuevo, yo me hice amigo de él, lo visitaba aún luego de terminar el servicio militar, lo visitaba con mi novia, Clara, quien era una chica muy hermosa y sensible, junto con quien andábamos buscando la manera de hacer algo muy grande por nuestra patria, a la que sentíamos tan intensamente dentro de nosotros. Conversábamos bastante sobre política con este militar, pero yo ya me estaba yendo hacia la izquierda y a él lo asustaba esa posición mía. Una de las cosas que me contó, durante una de estas visitas con Clara, fue su nuevo alejamiento del ejército porque no lo había querido torturar a Robi Santucho cuando lo detuvieron, aquí en Santiago. Paradójicamente mi posición definitiva hacia finales del año 71 vino a través de la admiración que empecé a sentir hacia los revolucionarios negros de los EE.UU. y por la lectura de un libro que llegó a ser la piedra angular de mi ideología: el libro se llamaba Alma encadenada de Eldridge Cleaver. Este era un dirigente político negro que en la cárcel había conocido a los seguidores de Malcom X y a través de sus seguidores, cuando salió de la cárcel junto con otros compañeros de militancia musulmana, orgullosos de su raza, fundó el partido "Pantera Negra". Para entonces Eldridge Cleaver ya había leído Lenin y al Ché Guevara, entonces el partido fue revolucionario y propenso a la lucha armada. Este partido fue una respuesta, porque ellos planteaban que la única forma de luchar a favor de los oprimidos, que eran los negros, era a través del marxismo-leninismo que indicaba un camino correcto para la organización de la sociedad y la resistencia. Con esto ya se perfilaba emocionalmente cual iba a ser mi decisión.

P.: Para el año 71 las organizaciones armadas ya habían salido a la luz, en Santiago cual de las dos tuvo más peso, teniendo en cuenta que Santucho era el fundador de una de ellas.

J.C: Aquí en Santiago hay dos aspectos de la cuestión: desde el punto de vista de lo que es una organización armada el ERP era mucho más poderoso que Montoneros, en parte porque Santucho incidió un poco. Ahora desde el punto de vista orgánico, de poder real, el PRT tenía más fuerza; desde el punto de vista de las movilizaciones era Montoneros porque ellos movilizaban públicamente a mucha gente que era simpatizante pero lo único que hacían era ir a la plaza libertad con pancartas, no tenían una militancia real, de ahí iban a las U.B. que era como decir vamos a dónde van todos los jóvenes; en ésa época todos los jóvenes tenían algún tipo de militancia. La parte de Montoneros tenía mucho atractivo porque tenían muchas minas lindas, porque toda la clase media de la acción católica se había volcado para ahí. En cambio la del PRT era más silenciosa pero más poderosa porque estaba compuesta por 300 o 400 hombres y mujeres que eran militantes reales, capaces de ir a volantear e incluso hacer algunas acciones armadas si era necesario.

P.: ¿Hubo acciones armadas importantes en Santiago?

J.C.: Aquí en Santiago hubo muy pocas acciones armadas, principalmente porque desde el punto de vista organizativo del PRT, se lo había tomado como una región neutra, principalmente orientada a hacer apoyo logístico. Por ejemplo, si se copaba un regimiento en Córdoba y se recuperaban 200 fusiles se venía y se los guardaba en Santiago que era una zona tranquila y poco vigilada, entonces había una fuerte organización que servía para el apoyo. Supongamos que un compañero se escapaba de una cárcel de Buenos Aires; se lo traía y se lo escondía en Santiago y comenzaba a realizar trabajo de base aquí. Lo mismo sucedía si un compañero caía herido, por ejemplo en Rosario, también se lo traía a Santiago entonces cumplía un rol muy importante pero no relacionado de una manera abierta con la lucha armada. Aquí hubo sí atentados pero no del ERP y además porque existía una política de preservar esta región para el trabajo político entre la gente del campo y no había que exponer anticipadamente a la gente del campo y por otro factor, aquí en Santiago el partido era bastante fuerte porque aquí el trabajo se había hecho desde el año '57, un trabajo sistemático, sacrificado, en el campo principalmente y ése trabajo no lo había hecho "Robi" Santucho sino Francisco Santucho, que es el verdadero fundador del FRIP, que vendría a ser como el verdadero fundador del PRT porque de ahí sale el PRT después.Todas las ideas principales del PRT están prácticamente presentes ya en el FRIP, menos dos: que Robi era marxista-leninista y Francisco Santucho se hace marxista-leninista, a desgano, se puede decir por disciplina va aceptando lo que el partido le va imponiendo. El era más bien un nacionalista, poco a poco volcado hacia la izquierda, al estilo de Haya de La Torre, por eso tenía muy buena relación con el Peronismo de los Argentinos de Raimundo Ongaro, había una excelente relación incluso salieron acuerdos importantes del PRT con Ongaro, gracias a ésa amistad que ellos tenían. Y había otro factor, que Francisco Santucho estaba en desacuerdo con la lucha armada. Entonces yo considero, sin estar seguro de esto, que a Santiago no lo han incluido en la lucha armada directamente porque el principal referente de aquí era Francisco Santucho, quien no estaba de acuerdo con tomar las armas; y ello le costó a él que había sido uno de los fundadores estar siempre en una posición secundaria dentro del partido, como por ejemplo de ocuparse de las ediciones de libros, revistas, ocuparse del trabajo político sindical. Entonces a eso se debía principalmente que en Santiago del Estero se hubiese dado un perfil bajo a la lucha armada. Se privilegiaba la lucha política y sindical.

P.: Qué papel jugaron las Universidades aquí, teniendo en cuenta que el peronismo había ingresado por primera vez en ellas como así también la Iglesia puesto que los Sacerdotes para el Tercer Mundo ya habían comenzado a participar activamente.

J.C: Aquí se da un proceso o fenómeno muy acelerado, si tenemos en cuenta que ya en 1969 no existió ninguna repercusión del cordobazo. Si tenemos en cuenta que en el 71 y en el 72 ya habían movilizaciones importantes en cada aniversario del cordobazo. Hay un proceso de concientización y politización en la juventud, increíble. En el 69 como te decía casi no hay ecos aquí y vos tienes que en el 72 se toman facultades, como la de Ciencias Económicas de la UCSE, existe una movilización constante durante todo ese año en contra de la dictadura y son movilizaciones importantes que congregaban a mil o mil quinientas personas que para Santiago es muy importante realmente. Entonces ése proceso se va dando por una parte por la existencia de la universidad, por otra parte, debido al excelente trabajo de los compañeros de las distintas organizaciones y ahí particularmente en la universidad católica adquiere muchísima fuerza el PRT en las organizaciones estudiantiles, pues maneja todos los centros de estudiantes de la universidad con aliados del PRT, como también por Montoneros, que en éste caso trabajan juntos, pero había más presencia en la universidad de gente de izquierda que de los montoneros.La iglesia como institución actúa de una manera reaccionaria en ése momento, o sea públicamente sigue siendo la iglesia de los ricos y se conservan las tradiciones y los temores respecto de la izquierda; te condena incluso a veces en algunas misas. Yo he escuchado la condena de algunos sacerdotes. Después cuando comienza la lucha armada y comienzan a morir changos o a desaparecer en el caso de un muchacho Ledesma, algunos curas y sobre todo un cura español de quién no recuerdo su nombre pero creo que continua aquí, yo lo escuché públicamente hablar de una manera muy rencorosa y violenta en contra de la guerrilla, culpándolos a ellos de la desaparición de muchachos. Hablaba de la misma forma que hablaban los militares diciendo "bueno si ellos han desaparecido es porque ha habido gente marxista que les habían metido en la cabeza ideas raras, lo cual los llevó a meterse en contra del ejército y por eso han terminado desapareciendo y quién te dice que no lo hayan matado los mismos compañeros". Ese era el discurso de la represión, de militares y policías que mientras tanto estaban torturando y violando a chicas de 18 años y mujeres embarazadas, y que muchos sectores de la Iglesia Católica acompañaban. Así que una vez más en la historia el sector dirigente de la Iglesia Católica actuaba en contra de la doctrina cristiana. Esta corriente quería dar una idea de que la guerrilla era como una mafia. "Por otra parte había 3 o 4 curas progresistas que siendo personas que no estaban comprometidas políticamente eran tolerantes y así se daba en ellos, también, que al ver que la presencia de la movilización estudiantil era importante, trataban de canalizarla y acogerla haciendo huelgas de hambres, o brindando refugio a la gente cuando había represión, acogiéndonos en iglesias como La Merced o la Iglesia del Colegio de Belén. Por otra parte, aquí en Santiago yo no recuerdo que haya habido ningún cura comprometido con el movimiento para el Tercer Mundo, pero digamos que había tolerancia, y entre los muchachos y chicas había una militancia a favor de los curas del Tercer Mundo que muchos de ellos cultivaban a través de cartas, de viajes a otras provincias.

P. : Qué repercusiones tuvo El Cordobazo en Santiago...

J.C.: Apenas algunas corridas, producto de las manifestaciones estudiantiles de apoyo que se dieron en la plaza principal, y que debido a la gran cantidad de manifestantes refugiados en Siroco -una confitería frente a la plaza- humorísticamente se lo denominó "El Sirocazo". El Loco Rosenberg hizo un simpático zoco sobre eso. Sin embargo esta primera confrontación violenta tendría una gran influencia en el desarrollo de la actividad y la conciencia estudiantil."La Universidad Católica había pasado por un período en el cual los grupos de izquierda tuvieron posibilidad de convocar a asambleas de libre participación y dar a conocer sus ideas. Al calor de estas asambleas se dio una veloz radicalización de los jóvenes que hacían sus primeras experiencias universitarias en Santiago. El Pbro. Mayer -quien permitió esa apertura- sería rápidamente removido por los miembros del Consejo de Administración -verdaderos "propietarios" de la Universidad, de acuerdo a sus estatutos-, pero el movimiento iniciado por él ya era indetenible. A través de elecciones democráticas los sectores de izquierda ganaron todos los centros de estudiantes. Franja Morada (UCR), AUN (PSP), corrientes más o menos reformistas -es decir, que no propugnaban un cambio revolucionario de la sociedad-, habían ganado algunos centros, mientras que la mayoría de los otros estaban ya en manos del MOR (Partido Comunista), y ALE (PRT) corrientes que defendían abiertamente una línea marxista-leninista. El peronismo que había logrado alguna participación en los centros de estudiantes, era el de izquierda, y en caso de concertar alianzas, solía hacerlas con el PRT antes que con los otros sectores. "El 29 de Mayo de 1972 se efectuó una concentración en la plaza principal de Santiago, para conmemorar el segundo aniversario del Cordobazo. La ocasión se había hecho propicia para reclamar además la rebaja de los aranceles universitarios, que habían sido aumentados por las autoridades. Particularmente los de la Facultad de Ciencias Económicas, de la Universidad Católica, habían sido fijados a una altura que los convertía en casi inalcanzables para los recursos de las familias de clase media-baja en Santiago. Se habían concentrado unos mil jóvenes hacia las siete y media de la tarde. Entre consignas y arengas espontáneas, las columnas de estudiantes daban vueltas a la plaza, frente a la policía y la catedral, hasta que fueron amenazados con un avance por la guardia de infantería. "A viva voz, los dirigentes llamaron a la dispersión, para volver a concentrarse en la Plaza San Martín, frente a la Casa de Gobierno. El lugar altamente simbólico. La estatua ecuestre de San Martín, ubicada por entonces en el centro de la plaza, tenía hacia uno de sus costados a la Casa de Gobierno; a sus espaldas, la Casa del Pueblo, local histórico del Partido Socialista, y enfrente al Convento de Belén, donde, por falta de local propio, funcionaba además la Facultad de Ciencias Económicas -en conflicto con sus autoridades, como se recordará. La Casa de Gobierno aparecía oscura y distante, rodeada de policías. En la Casa del Pueblo -que a la sazón estaba administrada por el Partido Socialista Popular- se efectuaba justamente su asamblea a anual. El PSP tenía un excelente trabajo político en el interior, por lo cual la gran sala del imponente edificio estaba llena con los delegados de esos pueblos, entre los cuales se contaban muchos delegados de los obreros rurales y los hacheros."Hacia las ocho de la noche se iban reuniendo otra vez los grupos de activistas, acompañados cada vez por menos estudiantes comunes. La actitud policial había disuadido a más de la mitad de quienes concurrieran entusiastas a la convocatoria anterior: quizá el grupo reunido alcanzara a duras penas a los quinientos jóvenes que esta vez se reagruparon frente al edificio de la Sociedad Sirio Libanesa, en medio de la calle. "La policía había cortado ya la calle Jujuy, a la altura de la Avda. Belgrano y en su intersección con Absalón Rojas; también la Avenida Rivadavia, ocupando con carros de asalto y efectivos de la Guardia de Infantería toda la franja entre Absalón Rojas y Juárez Celman, frente a la Casa de Gobierno. De esta manera los estudiantes que habían llegado hacia esa hora quedaban encerrados.Previendo que las fuerzas policiales podrían impedir el acceso a la facultad de Ciencias Económicas, los dirigentes acarrearon a la multitud hacia allí. Y frente a la puerta principal del Colegio de Belén, sobre Jujuy, que lo era también de la facultad, se comenzó a sesionar en asamblea. "Entonces fue que un estudiante de abogacía del Partido Comunista, propuso la toma de la facultad de Ciencias Económicas, para presionar a las autoridades hacia una baja de los aranceles. Debido a la amenaza de la policía, las discusiones tenían un trámite desordenado, y las propuestas se sucedían sin que la gente prestara mayor atención. De repente, los policías comenzaron a atacar con gases lacrimógenos. Entonces, el autor de la propuesta de tomar la facultad, a los gritos, orientó a la mayor parte de los estudiantes para que en vez de huir entraran a la facultad. Pese a ello, una gran parte de la manifestación se dispersó, apenas unos cien alcanzaron a entrar y enseguida se clausuraron desde adentro las pesadas puertas del edificio colonial."Unos cien jóvenes quedaron adentro de la facultad. La asamblea prosiguió, y antes de que la policía acerrojara totalmente el edificio por fuera: yo propuse que se buscara la solidaridad popular y sindical, tratando de reproducir el acuerdo logrado en Córdoba entre sindicatos y estudiantes. La mayoría estuvo de acuerdo y se me nombró con un joven porteño que se hacía llamar "Quique" Gutiérrez para llevar la representación de la asamblea ante el Partido Socialista Popular y la CGT. Fuimos a cumplir esa misión pues, y dada la urgencia nos repartimos la tarea: yo fui al PSP y Quique a la CGT."No obtuvimos adhesión alguna. El viejo Ismael Soria, que presidía el congreso del PSP, me lanzó una filípica por haber interrumpido sus importantes deliberaciones, y ante mi insistencia dijo, frente a los numerosos concurrentes de su local, que "si quedaba tiempo" tratarían el tema de una supuesta solidaridad del PSP con los estudiantes "luego de que se trataran todos los puntos del temario para el congreso". A Quique le dijeron los sindicalistas que no querían saber nada de meterse con cuestiones de la universidad. "Ambos volvimos a la facultad tomada; debimos saltar por sobre las vallas que la policía había puesto; al llegar a la puerta vieron que el promotor de la toma, Kikí Ferreyra, se deslizaba entre los grupos de jóvenes que aún se retiraban de allí, hacia la Avenida Belgrano."La facultad estuvo toda la noche tomada. Las monjas del convento hablaron con los estudiantes y los invitaron a pasar a las aulas y la capilla, donde se improvisaron reductos para pasar la noche con colchonetas y frazadas provistas por el convento. A eso de las 3 de la madrugada arribaron fuerzas del Ejército, quienes rodearon por completo la manzana, e instalaron armas pesadas, como morteros o ametralladoras antieaéreas. En tanto, habían quedado en la facultad unos cincuenta estudiantes, entre varones y mujeres, que escuchaban radio, se turnaban para vigilar los techos y practicaban reuniones de pequeños grupos para hablar de política, historia, sociología -los temas del momento. Ante un pedido de los militares, las monjas se negaron a que ellos o la policía ingresasen al convento para sacar a los estudiantes. Se nombraron negociadores -uno de ellos Coli Bader- que tuvieron a su cargo el diálogo con las autoridades (a viva voz, o por teléfono). Cerca de las cuatro de la madrugada se le permitió la entrada al dirigente peronista Abraham Abdulajad, pues tenía la confianza de los jóvenes montoneros. A eso de las cuatro y media, el rector de la universidad, Francisco Cerro, exigió la rendición incondicional de los estudiantes y el abandono de la facultad, como último aviso antes de apelar a la fuerza. A su lado estaba el Jefe del Batallón 141 de Ingenieros de Combate, con asiento en Santiago del Estero, con casco y uniforme de combate. Los estudiantes se negaron, y contestaron que únicamente saldrían si se convocaba al periodismo y a un juez, además de otorgar garantías de que no se iba a detener e incomunicar a los participantes de la toma. Finalmente se obtuvo esta promesa. "A las cinco de la mañana, los estudiantes desfilaron ante la mirada adusta de Cerro, los jefes militares y policiales, jueces, periodistas y algunos pocos curiosos, hacia los camiones de la policía. En ellos los trasladaron, fuertemente vigilados, hacia la jefatura. Allí les tomaban las impresiones digitales y una fotografía e iban largándolos de a uno. A eso de las dos de la tarde no quedaba ninguno ya en el antiguo edificio del Cabildo, usado desde hacía algunos años por la Jefatura de Policía.

P.: Qué pasó en las elecciones de 1973 entre Juárez y López Bustos

J.C.: López Bustos había sido el elegido de Perón para que lo represente en Santiago, y tenía el apoyo principalmente de los sectores de montoneros porque el era un hombre que estaba alineado con los sectores revolucionarios del peronismo, pero se vislumbraba ya que el apoyo masivo lo tendría Juárez, incluso se da un fenómeno extraño desde el punto de vista político, los sectores de izquierda tenían más simpatía por Juárez que por López Bustos...

P.: ...a que se debe eso....

J.C.: A que se lo veía a Perón y montoneros con un claro proyecto bonapartista-capitalista, que aliado con los capitales europeos iba a instalar un capitalismo de estado que pronto iba a comenzar a aniquilar a la izquierda y se lo veía que iba a ser como una futura anestesia sobre las inquietudes revolucionarias del pueblo y que se iba a detener en una etapa inferior del desarrollo. Al menos así los veíamos nosotros. No puedo negar que mi visión estaba bastante influida por mi familia, que era juarista, pero también es cierto que por ejemplo mi tío, que era un dirigente juarista me demostraba con documentos que el programa de Juárez apuntaba a la industrialización de Santiago, y eso en sí era superior a lo que ofrecían los montoneristas, como Darío Moreno, que sólo hablaban de "lealtad a Perón". "Si bien Perón había sido revolucionario en la década del 50, en la actualidad que ya había un proceso hacia el socialismo, y Perón que era claramente anti socialista y anti comunista, se lo veía como a una persona que representaba un peligro para el desarrollo de toda la potencia revolucionaria que se venía dando a través de la lucha armada. Además de eso había mucho rechazo hacia los montoneros porque eran muy soberbios, muy prepotentes, incluso con actitudes muy de derecha. Yo no me hice montonero principalmente porque me producía mucho rechazo la actitud de ellos, en cambio observaba la actitud de los militantes de izquierda como de mayor humildad, seriedad en su militancia y paradójicamente nosotros veíamos que el sector de Juárez tenía un proyecto de industrialización para Santiago en su programa de gobierno, nosotros leíamos el programa de gobierno y lo que veíamos con López Bustos para Santiago era una participación subordinada a Cámpora, Solano Lima y Montoneros. Pero lo que sucede después en el gobierno de Juárez es que no cumple con ninguno de los propósitos que se anunciaba en el proyecto que figuraba. Sin embargo alguna gente de izquierda creímos oportuno apoyarlo porque lo veíamos más progresista en ése momento. Juárez siempre tuvo gran capacidad para percibir qué era lo más querido por el pueblo y lo más anhelado en ése momento era el despegue de Santiago, se hablaba de una Argentina potencia, del despegue de Santiago; y cómo iba suceder ello si no había industrias que posibiliten la existencia de la clase revolucionaria por excelencia, el proletariado. Así pensábamos en aquella época, quizá un poco mecánicamente, pero fijate, como prueba de ello, que el Partido Comunista fue a las elecciones junto con Juárez, él ganó aquellas elecciones con una alianza donde estaban los comunistas y la Democracia Cristiana.

P.: Puedes hacer un análisis global de la época y que perspectivas ves en la actualidad para cambiar la situación...

J.C.: Yo creo que los movimientos revolucionarios armados han sido producto de una época de avance de la concientización de la juventud principalmente, opino que todo movimiento político difícilmente, si es revolucionario, pueda renunciar a algún tipo de violencia, porque el sistema está mantenido principalmente sobre la base de la violencia. Entonces puede llegar un momento en que sea necesaria la violencia como un método de autodefensa, entonces es muy posible que en aquel tiempo si nosotros no hubiésemos utilizado la violencia igual nos hubieran aniquilado, secuestrado o desaparecido porque en realidad la violencia de la represión del proceso, por ejemplo y de las tres A y toda la estructura represiva del peronismo en el gobierno del 74, no estaba dirigida únicamente a la guerrilla y la prueba es que de los 20 mil desaparecidos la mayoría no son guerrilleros reales, algunos fueron simpatizantes, otros intelectuales, otros sindicalistas, etcétera. "Lo cual significa que el verdadero objetivo estratégico de la represión fue la de desmontar toda estructura política que ponga algún tipo de obstáculo al proyecto del imperialismo. Entonces yo creo que el error nuestro fue continuar la lucha armada cuando accedió el peronismo al poder, no porque tuviésemos que renunciar definitivamente a la lucha armada sino por una cuestión política: era necesario aprovechar la instancia democrática para crecer como movimiento político dejando a un costado el ejército revolucionario, que ya estaba bien diseñado, seguirlo manteniendo de una manera preventiva, para defendernos en caso de que hubiere una nueva avanzada de la represión que seguramente se iba a dar en algún momento. O por lo menos para negociar políticamente en posición de fuerza... Desde esa perspectiva yo creo que era necesario formar un movimiento político que tuviera un gran poder de movilización y no encarar la tarea alucinada que tuvo Robi Santucho de crear un Ejército Regular del proletariado, para oponerlo al de la Nación. En aquel tiempo yo veía esto en parte, pero esa dinámica de la lucha y el estar adentro del Partido (al cual me había costado entrar, porque era un partido elitista, no cualquiera entraba), me disuadía de cuestionar mucho. Además me decía "yo soy un pendejo, de 22 años... ¿qué le puedo discutir a Robi, que es el Comandante y conoce muchas cosas que yo no sé"... Bueno, por suerte a mí nunca me tocó estar en ninguna acción armada, porque no estaba del todo convencido como para ello."En este momento ya no asumiría la lucha armada por una cuestión de evolución intelectual mía. Ha pasado mucho tiempo, han muerto muchos amigos queridos en esas batallas, he sufrido mucho por su muerte y he visto también el dolor de la gente que perdía a sus familiares, sea de un lado o de otro. Yo he tomado conciencia de que un ser humano, lo consideremos malo o bueno, es algo infinitamente sutil y complejo, una creación divina... entonces nada, ninguna causa justifica matarlo.

P.: ¿Esto se puede interpretar como que dejaste de ser "subversivo"?

J.C.: Fui y soy subversivo. Con el tiempo se aprende a disimularlo mejor, si se sobrevive. A veces se lo disimula tanto que de hecho ya no se lo es. Espero que no llegue a sucederme. Creo que todos los artistas somos básicamente subversivos. Pues no ser subversivo significa aceptar que los poderosos te midan el mundo y te digan por donde puedes caminar, y por donde no -no son otros que quienes han sido capaces de ser despiadamente crueles con sus semejantes para quitarles su parte y engrosar la suya e infundirles el suficiente miedo para que no la reclamen más. Un país sin subversivos es un país muerto. Fueron los subversivos quienes hicieron la Revolución Industrial en Inglaterra. Los subversivos quienes derribaron a la nobleza parasitaria en 1789 -la Revolución Francesa-; sin esas subversiones el mundo occidental aún estaría habitado únicamente por amos y esclavos. Pero eso no significa que sea violento.

* Profesor de Historia.



LA HUMANIDAD DE UN ROMANTICO DE ESTOS TIEMPOS

(Noviembre de 1992)


Entrevista por Silvia Piccoli *

S.P. con Julio Carreras (h)


Ojos oscuros y profundos, como la voz. Nunca dejaron de impresionarme estos dos factores de su personalidad, pese a los años compartidos, de amistad, poesía y empeños del espíritu. El sentimiento, la pasión, la patética visión de la condición humana, hacen de Julio Carreras un verdadero romántico. Muchas veces me ha sorprendido el protagonismo femenino en sus novelas y relatos. Las mujeres que él crea son arquetípicas, un poco al estilo de la "donna angelo" del "dolce stil novo", como la Beatrice del Dante o aquella Laura de Petrarca: mujer que salva, que redime, que ilumina. Pero también puede ser criatura infernal, agente de destrucción, que arrastre al hombre a un destino trágico. En uno y otro caso, el instrumento de que se valen estas mujeres -para salvar o para perder- es el amor en todos sus matices. No he leído una sola obra de Julio en que una mujer no sea el factor decisivo de toda la historia, para bien o para mal. Silvia Piccoli: ¿Has pensado en lo que te lleva a escribir de tal manera que las mujeres tengan un papel tan importante en tus historias?
Julio Carreras (h): Sí, lo he pensado. He empezado a pensar en la mujer, creo, a los cinco años, cuando mi padre me dijo con los ojos perdidos en la distancia, intentando disimular las lágrimas, que mi madre se había ido y no volvería más. (Mi madre era una muy bella mujer hispánica, como extraída de un poema de Bécquer). Lloviznaba y yo me figuré una mujer ideal a quien mi padre amaba y se diluía en el cielo gris, sin permitirnos alcanzarla. Luego pensé en mi abuela, que vino a cuidarnos y parecía concentrar en ella todas las virtudes de la madre tierra. Y a medida que iba creciendo e iba escuchando las historias de mi propia familia -un Juan Carrera que se pegó un tiro a principio de siglo y como no se mató con el de la sien se metió el caño en la boca y esa vez lo consiguió; un Alberto Revainera (padre de mi mamá) que era concertista, se enamoró de una "Beatrice" italiana y se casó con otra por compromisos familiares, de los mismos Revaineras dueños y fundadores de un pueblo a mediados del siglo pasado, cuyas historias, con inmigrantes suecos, alemanes y los ingleses, desde el ferrocarril y las compañías forestales, dominando todo e imponiendo los usos y la cultura y entre ellos los Revaineras, como intermediarios válidos para la población... un abuelo Carrera que fue montonero y también un Coria que combatió con Güemes... en fin, tantas historias, incluyendo la de mi propio padre, que era un poeta famoso y seductor en su tiempo (y todos los conflictos morales que el donjuanismo le inducían y de los cuales nosotros con mi hermano sabíamos)... y siempre en las historias, mujeres... mujeres como ángeles, mujeres como "Lamiae", hamadriadas o estrigas... Más tarde, cuando despuntó en mí la pubertad, empecé a pensar aún más en las mujeres; puesto que yo me crié únicamente entre hombres desde los cinco años (éramos solamente mi hermano Gustavo y yo, mi padre, mi abuelo y mi abuela, que como te dije para mí era una mujer casi sólo en sentido simbólico); y bueno, para mí la mujer fue siempre uno de los más soberanos y apreciados misterios... Te podría hablar mucho de eso, pero creo que se puede tomarlo en parte, como vos lo dijiste, de mis novelas y cuentos.
S.P.: Como escritora, creo que cada línea que se escribe contiene una parte de uno mismo, un trazo grueso o sutil, oscuro o luminoso del propio ser. Sin embargo, aunque todo provenga de la misma persona, de la misma historia, cada línea, cada verso, cada página es diferente, única, singular. Por eso cada libro es un hijo del escritor, un hijo que tiene su propia personalidad, integrada por algo de su padre -que le da un "aire de familia", identificándolo como producción del autor-, pero que tiene características particulares. ¿Cómo es esa personalidad de "El Malamor"?
J. C.: Respecto de este libro, debo decir que se diferencia de los otros que he escrito principalmente en su tono. Esto es, mientras "Abelardo" por ejemplo, o "Ciclo de Antón Tapia", son novelas en las cuales campea permanentemente un trasfondo de tragedias, "El Malamor", es un libro fresco, divertido. Esto es natural, ya que las de las novelas son acciones que transcurren sobre y entremezcladas con la historia de un período de la Argentina -los años que van de los 60 a los 80- en los cuales, si fuese de otra manera, significaría que el autor ha estado con la cabeza enterrada mientras a su alrededor el mundo se desenvolvía en medio de una dinámica al mismo tiempo frenética, sangrienta y calidoscópica. "El Malamor" -además de dar nombre al libro es uno de los cuentos, que trata sobre una relación de incesto, origen de una transformación metafísica monstruosa, como quieren los mitos de nuestra región de Argentina, "El Malamor", te decía, es la reunión de incursiones absolutamente libres de la imaginación, fuera de esa dura realidad exterior que vivíamos en aquellos años, que fueron igualmente los de la creación de esos relatos.
S.P. : Contame sobre la gestación, sobre el origen de este libro.
J.C. : Pese a haber sido escrito en períodos contemporáneos a los anteriores -normalmente escribo dos o tres libros paralelamente-, "El Malamor" lo fue de un modo desapegado, es decir, buscando deliberadamente los temas que no tenían relación directa con lo que sucedía, o podía tener matices sentimentales directamente relacionados con la realidad histórica. También, de algún modo, significaba un descanso psíquico para mí: mientras escribía sobre historias atormentadas y tragedias -que en algunos casos, como en la novela "Ciclo de Antón Tapia", producían asociaciones históricas, con la represión mitrista del siglo pasado a los montoneros del interior, o los combates recientes-, cuando escribía sobre asesinatos e historias de amor destruidas, como te decía, sentía muchas veces la necesidad de hacer un "cuento perfecto"(para mí un cuento perfecto es un argumento totalmente imaginario, desde la primera a la última frase, aparte de formalmente cuidado y bello); entonces me ponía a escribir, por ejemplo, sobre las posibilidades metafísicas de la materia y el tiempo, las leyendas del almamula, el "petiso fantasma" o una historia de amor entre adolescentes durante unas vacaciones de verano... Salió, entonces una serie de relatos divertidos, si se puede llamarlos así y en general muy cuidados en el lenguaje.
S.P. : En tus escritos, sobre todo en las novelas, hay mucho de tu experiencia vital. Creo que no ocurre lo mismo con tus cuentos, en los que yo veo -porque te conozco hace mucho tiempo- una suerte de dimensión imaginaria, ficticia, como de despegue total de la realidad. Me da la impresión de que sos más libre en tus cuentos, más feliz si se quiere. Acaso escribir un cuento sea para vos intentar re-vivir tu historia, para reflejar de otro modo tu experiencia personal...
J.C. : Prefiero no hablar tanto sobre lo personal. Mi vida ha sido dotada, si se puede llamarlo así, de una intensidad poco frecuente (o tal vez mi propia imaginación la ha teñido y modelado, como sostienen algunas religiones orientales); lo cierto es que a veces temo que hablar de ella es hacer competencia a mis libros. Tú sabes que mi padre es un ex-poeta conocido aquí, tú sabes que estudié piano desde la infancia, más tarde pintura y toqué en conjuntos de rock; tú sabes que escribí mis primeras cosas como periodista, que desde los veinte años escribí en varios periódicos, por lo cual tuve problemas en la época del proceso... cosa que me sirvió pues, como dice Nieztche "todo lo que no te destruye te fortalece" y porque el hastío de tanta violencia de ese período me convirtió en convencido pacifista... en fin... También me casé, hace 18 años, con una vitalísima cordobesa de San Francisco y con ella tengo cuatro hijas... De hecho, mi vida se refleja en gran parte dentro de lo que escribo, particularmente en mis novelas, en las cuales, si bien no hago un relato estricto de ella, tomo más o menos algunos hechos que sucedieron a mi alrededor -y conmigo- personas que conocí, o cosas que me contaron como reales, mas siempre subsidiariamente respecto de los ejes del argumento, que siempre es imaginario, es decir una composición de sucesos que nunca se presentó de tal forma precisamente en la historia.
S.P. : ¿Crees que un pasado desconocido, inaccesible a través de la ciencia histórica, esté presente de algún modo en el "hoy" del que escribe?
J.C. : Sí; por ejemplo en la novela "El Jinete Oscuro", que hasta ahora es la más larga que escribí (unas 500 páginas de libro), toma como eje dos vidas que en cierto modo me pertenecen: la personal (en su sentido familiar) desde cuatro años antes de mi nacimiento, en 1949, hasta 1963 y la de un antepasado militar, combatiente de las luchas por la organización nacional, durante la década de 1870. Estas dos historias juegan un papel concertado, aunque en este, que es el primer tomo de una saga que he planeado en cuatro libros, apenas esbozo la segunda, para dar prevalencia a la familia del protagonista; el padre -un poeta que trabaja como libretista de una radio-, sus abuelos -un comisario retirado, que de joven fue arriero, mayoral de estancia, cuchillero y por fin comisario- una abuela cuya personalidad es un arquetipo de la cultura "hispanoaborigen"... y otros que, sí, pueden encontrárselos en mi vida.
S.P. : ¿Cómo se manifiesta en tus novelas ese tu otro pasado, es decir, esa historia que objetivamente puedes contar, que has vivido?
J.C. : Bueno, también en "Ciclo..." y la novela "Abelardo", editada a fines de 1991 y mi última novela, una historia de amor en los '70 aún inédita, que tú conoces, hay bastante de lo personal... durante casi todo lo que duró el proceso militar conocí y viví miles de historias personales de mis amigos, de sus familias, con desapariciones, torturas, combates armados que me narraban, en fin... todo eso se refleja en parte en estas novelas, cuyos argumentos transcurren durante ese periodo... pero sólo un reflejo parcial, pues creo que para escribir sobre eso -como una vez le decía a Mempo Giardinelli- soy cauto y todavía tiene que pasar un tiempo, para escribir sobre las historias de las cárceles y la lucha armada sin que se convierta en una mera obra testimonial... ¿Sabes?, el escritor tiene mucha responsabilidad, porque su obra trasciende; un video u otro tipo de obras, aún no han logrado la trascendencia de un libro a lo largo de los siglos... entonces, uno debe despojarse de todo sentimiento malsano que pueda enturbiar la creación: rencores, aspiraciones personales, por muy justas que le parezcan (siempre nos parecen justos nuestros propios reclamos), para que lo producido, sea una obra de arte, algo que acreciente al lector -de ahora y de las próximas generaciones- y no que le infunda odios o confusiones. Una obra de arte, para serlo realmente, debe transmitir las esencias de los sucesos, su sentido oculto... recuerdo que Mempo me dijo "epa, sos muy ambicioso", porque le comenté que aspiraba a escribir algo como "La condición humana" de André Malraux, respecto de la época del proceso y para ello debía dejar pasar los años, que mis sentimientos se calmen... y sí, creo que para ser artista hay que ser ambicioso.
S. P. : ¿Te sentiste identificado con André Malraux, ideológicamente, como ensayista de arte, o te agradó su literatura? ¿Qué escritor te influyó?
J.C. : Bueno, no sentí particular atracción por Malraux; sólo "La condición humana" me conmovió muchísimo (yo tenía 21 años), pero no creo que lo ideológico (en el sentido de un "cuerpo de ideas" que constituya una cosmogonía) sea determinante para la literatura; al menos no lo fue en mí: yo tenía por ejemplo la "contradicción" de que mientras me crié en un hogar de un conservadorismo filonazi (con el cual también me identificaba en la infancia), leía las vidas de los pintores "malditos", obras de comunistas como Gorki o autores judíos. En mi etapa de elección vocacional, a los veinte años, me agradaba muchísimo Alexsandr Solhenitzin -por inducción de sus libros devoré luego a Dostoievsky y Tolstoi-. Pero mis verdaderos maestros fueron cuatro: José Hernández, Gustavo Adolfo Bécquer, Edgar Allan Poe y Hermann Hesse. En ese orden.
S.P.: A propósito de tus inclinaciones "ideológicas" en el arte, se que integras un movimiento vanguardista internacional... ¿el INIsmo?
J.C. : Así es.
S.P.: ¿Qué es el INIsmo?
J.C.: Es agua y es viento. Es fuego y aire: la intención de este movimiento es recuperar el aliento creador de la humanidad, que ha perdido la iniciativa en este campo, deslumbrada por la tecnología, que de algún modo ha sustituido esa prerrogativa propia de los humanos. Entonces, el INIsmo, está trabajando para crear otra vez, a partir de la molécula más pequeña, una nueva forma de ser humanos...
S.P.: ¿Es un movimiento europeo?
J.C.: El INIsmo nace en Francia, en 1980, fundado por Gabriele-Aldo Bertozzi -quien continúa siendo su orientador. Pero a poco de andar, se convierte en un movimiento internacional. De hecho, casi simultáneamente hace su aparición en Argentina, a través de una entrevista a Bertozzi publicada por la revista Pájaro de Fuego, ese mismo año de su fundación. Enseguida se conecta con ellos el poeta porteño Hugo Fiorentino y a través de él, que era mi amigo, conozco a este movimiento que integro hasta hoy.
S. P.: Presentame a El Malamor..
J.C. : Este libro contiene 28 cuentos, algunos cortos, algunos largos, como "Niebla en los árboles" una historia de ficción que llega casi a las 60 páginas... Bueno, en este libro hay un poco de todos los campos en que se puede incursionar: policiales, creaciones en base a los mitos, como la salamanca, el duende, las ánimas del bosque; cuentos de amor, cuentos experimentales, donde se inventan palabras y se alude a realidades multidimensionales; cuentos "de terror", de ficción fantástica, filosóficos... en síntesis, un muestrario, cuyos hilos unitivos fundamentales son el haber sido escritos más o menos en cierto periodo y algunas pautas éticas, percepciones del universo particulares y un código que refiere a realidades trascendentes. Me gustó mucho escribirlo y ahora que lo releo para corregirlo antes de que salga... también me pone muy contento.



* Silvia Piccoli tiene 25 años, es periodista, profesora de italiano, traductora, profesora de historia y pintora; fue secretaria de redacción de la revista literaria "Quipu de Cultura", redactora de El Liberal, obtuvo varias distinciones. Entre ellas el Primer Premio del Certamen 1988 del diario EL LIBERAL y el Premio Poesía en Libertad (1984). Desempeña la docencia en colegios secundarios de Santiago del Estero. Esta conversación, realizada en noviembre de 1992, fue publicada en la Sección Cultural del diario LA VOZ DE SAN JUSTO (San Francisco, Córdoba).