Sonntag, Februar 13, 2005

"El error del ERP fue continuar la lucha armada luego de las elecciones de 1973"

Entrevista efectuada el 21 de febrero de 2001

Por P.S. *


Julio Carreras (h) es más conocido como escritor y periodista que como militante político. Sin embargo estuvo preso 7 años durante la dictadura militar argentina, debido a su militancia en el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) una organización que impulsaba la lucha armada para obtener el socialismo. Pese a que la mayor parte de su militancia se desarrolló en Córdoba, como periodista en diarios y revistas de Izquierda, hemos enfocado las preguntas principalmente sobre una realidad que también el escritor conocía mucho: la de Santiago del Estero, poco analizada hasta hoy.


Pregunta: ¿Cómo fue tu juventud en Santiago y por ende, tus inicios hacia la política?

Julio Carreras: Mis comienzos han estado relacionados con las ideas revolucionarias del peronismo puesto que, tanto mi abuelo como mi padre han sido militantes peronistas y la conciencia política, de alguna manera vaga para mí, comienza alrededor de los cinco años, en 1955, cuando sucede el golpe en contra del gobierno de Perón. Allí lo veo a mi tío, un militante peronista que andaba escondido. A él le llevaba la comida que mi abuela le mandaba a una casa dónde estaba escondido. Me acuerdo claramente como me impresiona mi tío, uno de ésos días, cuando al dejarle la comida tenía un revolver sobre la mesa, una pistola calibre 38 largo, era imponente. Sin embargo, mi tío después niega que estuviera armado en la actualidad. Yo creo que eso forma parte del miedo retrospectivo que nos lleva a negar nuestra propia militancia o como sería el caso de Uriondo también, quién le negó una entrevista a un amigo mío, a Juan Manuel Aragón. Se escondió y nunca le pudo preguntar sobre su participación en los Uturuncos; Uriondo niega su participación en los Uturuncos porque ahora es un hombre del sistema y sin embargo para mí, que era un chico de 6 o 7 años, Uriondo era como un ejemplo, un personaje heroico, yo lo recuerdo claramente; a lo mejor es un poco exagerado por la imaginación, yo lo recuerdo porque mi tío y todos los peronistas de aquellos tiempos como López Bustos, Abdulajad y mi viejo también, anduvieron tratando de conseguir la libertad de los Uturuncos que estaban presos, y en el ámbito familiar hablando bien de la guerrilla peronista como los llamaban ellos. Así que éstos son los primeros esbozos de conciencia política que hacia la adolescencia se fue perfilando más bien como un nacionalismo de derecha porque mi abuelo era un hombre con ideas conservadoras -no en el sentido liberal sino en el sentido de ser un patriota cuyo libro de cabecera era el Martín Fierro, cuya raza privilegiada era el gaucho, mezcla de hispano con aborigen y que hacía un culto al amor por la patria. Admiraba al nazismo, por ejemplo, o al fascismo pero principalmente al nazismo nada más porque había sido un aliado del país en contra de los intereses norteamericanos e ingleses. O sea que no lo veía con un sentido de movimiento antisionista o imperialista, como en realidad fue el nazismo sino como el aliado natural que tuvieron los movimientos nacionalistas e independentistas latinoamericanos en contra de su principal opresor, y así por eso también, después mis tíos veían a la U.R.S.S. con simpatía no porque fueran comunistas sino porque era un aliado en contra de los norteamericanos. El verdadero peronista que en ése tiempo existía y que todavía existe, nada más que ahora mienten mucho, dirigentes peronistas que se han transformado o aggiornado, el verdadero peronista, digo, era un hombre nacionalista y socialista al mismo tiempo, un tipo de socialismo dentro de un capitalismo moderado y esto era lo que sustentaba aproximadamente mi familia. Nunca habían sido ni marxistas ni un socialistas, pero no hace falta ser un marxista para ser un revolucionario. Por entonces López Bustos junto con Abdulajad eran los que mantenían viva la llama del peronismo en Santiago, cuando muchos otros que después han sido funcionarios y gobernantes estaban con duda o directamente se habían borrado de la militancia . En esa infancia y adolescencia yo conocí a todos lo dirigentes peronistas de Santiago y de otras provincias, conocí también a José Alonso, a Vandor si bien no hablé con ellos -yo era un niño-, fui a las movilizaciones donde mis tíos me llevaban y hablaban ellos. Sobre todo, cuando hubo conflictos, aquí en Santiago, con los maestros que hacían movilizaciones en contra del plan CONINTES en la época de Frondizi. Esa fue la raíz de mi pensamiento político.

P. : En ese momento Carlos A. Juárez qué papel jugaba si es que jugaba realmente y qué posición empezó a adoptar...

J.C.: Yo recuerdo vagamente -vale repetir que era casi un niño, tenía 12 años cuando los milicos lo voltearon también a Frondizi, en 1962- pero lo que tengo en claro es que Juárez intentó hacer un movimiento por fuera de la línea del peronismo siguiendo la línea de Vandor, él fue uno de los dirigentes peronistas que quiso presentarse a las elecciones de 1963. Intentó con Sapag, Bittel y Vandor hacer un peronismo sin Perón; eso le costó que muchas organizaciones como la 62 organizaciones lo declararan persona no grata y se alejaran de él (esto me lo contó Cárdenas, un dirigente sindical que luego fue vicegobernador de Juárez). Con mucha habilidad y con inteligencia también, me parece que logró reinsertarse en la sociedad porque en los 70 ya estaba de nuevo integrado, aunque después fue por líneas separadas con el peronismo institucional y las organizaciones revolucionarias. En las elecciones del regreso de Perón, Juárez fue a elecciones con el lema de la Democracia Cristiana, aliada con el Partido Comunista, en contra del peronismo, y ganó. Por eso es que Cerro fue senador, o diputado, no recuerdo bien, ese fue el negocio de Cerro, alquilarle el partido a Juárez a cambio de algunos puestos -porque si iban solos la Democracia Cristiana y el Partido Comunista juntos no sacaban ni para un concejal.

P. : Cómo se vivían las luchas de los estudiantes en el 69 y 71, en Santiago...

J.C.: En Santiago no tenían gran repercusión; aquí había entrado la provincia en una etapa de cierta anestesia política. Yo era un chico de clase media que quería ser un niño bien argentino, un chico de aquellos que se peinaban a la gomina, que admiraban al gaucho porque era una onda sustentada por una parte de las clases dominantes en la Argentina, también porque cultivaba un antiimperialismo más bien de derecha en lo que se refiere a las costumbres, por lo tanto era un anticomunista. Para mí el comunismo era una fuerza oscura, rara, de individuos complejos y exóticos, que fumaban en pipa y asumían actitudes presuntuosas. Así me parecían los pocos miembros del Partido Comunista que había llegado a conocer algo porque eran amigos de mi papá. Entonces cuando surge el gobierno de Onganía creo que a todos los que tenemos una raíz nacionalista nos pasa lo mismo, mi padre por ejemplo en la época de Onganía -que aquí ponen como gobernador a un general, Uriondo, pariente del otro Uriondo que fue Uturunco, ponen como ministro de gobierno a un Tte. Coronel Cáceres que era amigo de mi papá, a éste lo designan funcionario del gobierno; ellos hacen una hábil diplomacia política con respecto al peronismo prometiéndole participación y prácticamente en Santiago lo neutralizan por completo. Los sectores de izquierda por entonces eran muy pequeños -aunque en un par de años crecerían como hongos-; los únicos que se solidarizaban y lograban algún tipo de apoyo en conjunto con los movimientos estudiantiles eran estos sectores de izquierda; pero eran muy pequeños, así que desde el punto de vista colectivo pasaban casi desapercibidas aquí las movilizaciones nacionales y más aún otras como las del Mayo Francés. No para mí, a mí me impactó mucho El Cordobazo, por ejemplo, y me hizo pensar. Porque yo venía ya desde los 16 0 17 años en un proceso de reflexión, empezando por la guerra de Biafra que se da en el año 1967 aproximadamente, lo que se estaba empezando a conocer sobre la guerra de Vietnam todo eso va haciéndome reflexionar y ya venía con una creciente radicalización aunque era muy suave. Como te digo mi padre leía mucho, tenía amigos de gran nivel intelectual, como el Dr. Acuña, el Lic. Pedro Luna o el gran pintor Alfredo Gogna, con ellos discutía con frecuencia sobre política y yo escuchaba. También por esos tiempos salió la revista Planeta -que aunque con cierta pereza empecé a leer cada vez más. Era una revista hecha por un marxista y un católico franceses, los mismos autores de El Retorno de los Brujos. Allí se abría un panorama muy amplio donde se incluía por cierto las movilizaciones juveniles, los grandes movimientos culturales de ruptura que se iniciaban, Vietnam...

P.: Digamos que los hechos internacionales tienen mucho que ver en el pensamiento de una generación, puesto que como vos dices Vietnam, Biafra, el Mayo Francés son de alguna manera los referentes a nivel internacional con los cuales la juventud va tener como hitos. Ahora bien, tu decisión hacia la militancia política a qué se debe y cuándo se produce, porque tengamos en cuenta también que durante ése período, finales de los 60 y principios de los 70, otra parte de la juventud estuvo volcada al rock; porque recordemos que desde 1966 al 1970 se dio en EE.UU. todo un movimiento social que fue el movimiento Hippie, que indudablemente no pasó desapercibido en ésta parte del continente, incluso aquí dicho movimiento tuvo sus adherentes. Entonces podemos encontrar a dos tipos de adolescentes que enfocan o que tratan de dar respuestas de diferentes ángulos. Uno desde la vertiente de la cultura y el otro desde lo político. Cómo ves vos el tema de los adolescentes y por ende cuándo fue el momento en el que optaste por la vertiente política.

J.C.: Bueno a mí se me dio una situación privilegiada porque cuando aparecen los Beatles yo tenía 14 años más o menos, vivía como te digo en el seno de una familia que tenía una militancia política pero también leía mucho. Mi padre compraba todas, aunque suene exagerado, todas las publicaciones que salían. Esto te da una idea del poder adquisitivo, puesto que él era un empleado público que tenía dos puestos, pero con sueldos normales. Trabajaba en ese tiempo en Salud Pública como simple oficinista y por la tarde, trabajaba en la casa Spaini llevando la contabilidad; con eso mi padre pudo comprar todas las revistas del momento, incluso brasileñas, como una que recuerdo bien: O´Cruzeiro. Que tenía un página de chistes, muy simpática y bien hecha, perdoná la digresión, que se llamaba "El amigo de la onÇa", muy graciosa y bien dibujada (también yo dibujaba historietas). Así es que tenía acceso a un material de primera mano. Por otra parte, cuando tenía 14 años, también estaba en la vertiente del rock puesto que tocaba la guitarra eléctrica. Yo desde los 14 años empecé a trabajar como músico, no a tocar por Hobbie sino ganar plata con la música. La escuela me parecía estúpida y estéril, incluso mi propio padre, tiene parte de culpa en eso, porque él vivía diciendo que los sistemas educacionales eran caducos, que no se enseñaba nada, que aparte todo era mentira, tanto desde el punto de vista histórico como de la supuesta democracia que proclamaban los radicales de Illia, ya que en un país donde estaba proscrito el movimiento mayoritario era absurdo hablar de democracia.La politización para mí vino en tres etapas. El primer golpe fuerte que recibí fue a los 18 años cuando en la TV, que era nueva en Santiago, en un noticiero, vi la guerra de Biafra, vi la miseria en que vivían los pueblos africanos. Recuerdo claramente esa noche. De repente en el televisor apareció un niño que era imposible, no podía haber en el mundo alguien tan desnutrido, con tanta desolación en los ojos, con la pancita hinchada por el hambre, y el cuerpo arrugado como el de un viejo, a pesar que no debía de tener más de siete u ocho años. Entonces eso me chocó muchísimo, y yo que era un chango gordo, lleno de comodidades, repantigado en un cómodo sillón frente al televisor me puse a llorar, me salieron las lágrimas solas y me sentí lleno de vergüenza y dije "yo tengo que hacer algo". No sabía entonces qué, pero me dije no puedo ir a las reuniones de la acción católica y misas todos los días solamente para encontrarme con los boludos y las minitas del centro, aquí hay problemas más importantes para un cristiano. Y empecé a tomar conciencia de la pobreza en mi propia provincia por lo tanto pensé que mi ubicación debía estar al lado de ésa gente como cristiano, aunque por esos tiempos aún no se me presentaba muy claramente la noción de la lucha armada. Es cierto que había ocurrido la muerte del Ché en Bolivia, y me había conmovido mucho eso. Recuerdo que yo pensé en el acto, cuando lo vi al Ché tendido con los ojos abiertos, luego de ser asesinado, pensé "pero es la misma cara que tenía Jesús" (en un cuadro del Tintoretto, creo). Eso y que el Ché era argentino. Me sentía muy orgulloso de que alguien tan generoso y grande fuera argentino.El segundo choque fue el cordobazo, cuyas imágenes las ví por TV y me dio otra opción, si bien no lo procesé en el acto pero me quedó grabado en la mente y después cuando entré al servicio militar actuó como el segundo de dos factores. Yo por una cuestión familiar tenía mucha simpatía por lo militar. Un oficial del ejército que me probó verdugueándome mucho y era evidente que me observaba desde que entré a la colimba, un día al ver mi resistencia física y agilidad mental me dijo que yo tenía "madera de militar", así me dijo, que termine el bachillerato -pues no lo había terminado- y siguiera la carrera de oficial. Ese militar era un Tte. Coronel al cual habían dado de baja por peronista y después dieron trabajo de nuevo, yo me hice amigo de él, lo visitaba aún luego de terminar el servicio militar, lo visitaba con mi novia, Clara, quien era una chica muy hermosa y sensible, junto con quien andábamos buscando la manera de hacer algo muy grande por nuestra patria, a la que sentíamos tan intensamente dentro de nosotros. Conversábamos bastante sobre política con este militar, pero yo ya me estaba yendo hacia la izquierda y a él lo asustaba esa posición mía. Una de las cosas que me contó, durante una de estas visitas con Clara, fue su nuevo alejamiento del ejército porque no lo había querido torturar a Robi Santucho cuando lo detuvieron, aquí en Santiago. Paradójicamente mi posición definitiva hacia finales del año 71 vino a través de la admiración que empecé a sentir hacia los revolucionarios negros de los EE.UU. y por la lectura de un libro que llegó a ser la piedra angular de mi ideología: el libro se llamaba Alma encadenada de Eldridge Cleaver. Este era un dirigente político negro que en la cárcel había conocido a los seguidores de Malcom X y a través de sus seguidores, cuando salió de la cárcel junto con otros compañeros de militancia musulmana, orgullosos de su raza, fundó el partido "Pantera Negra". Para entonces Eldridge Cleaver ya había leído Lenin y al Ché Guevara, entonces el partido fue revolucionario y propenso a la lucha armada. Este partido fue una respuesta, porque ellos planteaban que la única forma de luchar a favor de los oprimidos, que eran los negros, era a través del marxismo-leninismo que indicaba un camino correcto para la organización de la sociedad y la resistencia. Con esto ya se perfilaba emocionalmente cual iba a ser mi decisión.

P.: Para el año 71 las organizaciones armadas ya habían salido a la luz, en Santiago cual de las dos tuvo más peso, teniendo en cuenta que Santucho era el fundador de una de ellas.

J.C: Aquí en Santiago hay dos aspectos de la cuestión: desde el punto de vista de lo que es una organización armada el ERP era mucho más poderoso que Montoneros, en parte porque Santucho incidió un poco. Ahora desde el punto de vista orgánico, de poder real, el PRT tenía más fuerza; desde el punto de vista de las movilizaciones era Montoneros porque ellos movilizaban públicamente a mucha gente que era simpatizante pero lo único que hacían era ir a la plaza libertad con pancartas, no tenían una militancia real, de ahí iban a las U.B. que era como decir vamos a dónde van todos los jóvenes; en ésa época todos los jóvenes tenían algún tipo de militancia. La parte de Montoneros tenía mucho atractivo porque tenían muchas minas lindas, porque toda la clase media de la acción católica se había volcado para ahí. En cambio la del PRT era más silenciosa pero más poderosa porque estaba compuesta por 300 o 400 hombres y mujeres que eran militantes reales, capaces de ir a volantear e incluso hacer algunas acciones armadas si era necesario.

P.: ¿Hubo acciones armadas importantes en Santiago?

J.C.: Aquí en Santiago hubo muy pocas acciones armadas, principalmente porque desde el punto de vista organizativo del PRT, se lo había tomado como una región neutra, principalmente orientada a hacer apoyo logístico. Por ejemplo, si se copaba un regimiento en Córdoba y se recuperaban 200 fusiles se venía y se los guardaba en Santiago que era una zona tranquila y poco vigilada, entonces había una fuerte organización que servía para el apoyo. Supongamos que un compañero se escapaba de una cárcel de Buenos Aires; se lo traía y se lo escondía en Santiago y comenzaba a realizar trabajo de base aquí. Lo mismo sucedía si un compañero caía herido, por ejemplo en Rosario, también se lo traía a Santiago entonces cumplía un rol muy importante pero no relacionado de una manera abierta con la lucha armada. Aquí hubo sí atentados pero no del ERP y además porque existía una política de preservar esta región para el trabajo político entre la gente del campo y no había que exponer anticipadamente a la gente del campo y por otro factor, aquí en Santiago el partido era bastante fuerte porque aquí el trabajo se había hecho desde el año '57, un trabajo sistemático, sacrificado, en el campo principalmente y ése trabajo no lo había hecho "Robi" Santucho sino Francisco Santucho, que es el verdadero fundador del FRIP, que vendría a ser como el verdadero fundador del PRT porque de ahí sale el PRT después.Todas las ideas principales del PRT están prácticamente presentes ya en el FRIP, menos dos: que Robi era marxista-leninista y Francisco Santucho se hace marxista-leninista, a desgano, se puede decir por disciplina va aceptando lo que el partido le va imponiendo. El era más bien un nacionalista, poco a poco volcado hacia la izquierda, al estilo de Haya de La Torre, por eso tenía muy buena relación con el Peronismo de los Argentinos de Raimundo Ongaro, había una excelente relación incluso salieron acuerdos importantes del PRT con Ongaro, gracias a ésa amistad que ellos tenían. Y había otro factor, que Francisco Santucho estaba en desacuerdo con la lucha armada. Entonces yo considero, sin estar seguro de esto, que a Santiago no lo han incluido en la lucha armada directamente porque el principal referente de aquí era Francisco Santucho, quien no estaba de acuerdo con tomar las armas; y ello le costó a él que había sido uno de los fundadores estar siempre en una posición secundaria dentro del partido, como por ejemplo de ocuparse de las ediciones de libros, revistas, ocuparse del trabajo político sindical. Entonces a eso se debía principalmente que en Santiago del Estero se hubiese dado un perfil bajo a la lucha armada. Se privilegiaba la lucha política y sindical.

P.: Qué papel jugaron las Universidades aquí, teniendo en cuenta que el peronismo había ingresado por primera vez en ellas como así también la Iglesia puesto que los Sacerdotes para el Tercer Mundo ya habían comenzado a participar activamente.

J.C: Aquí se da un proceso o fenómeno muy acelerado, si tenemos en cuenta que ya en 1969 no existió ninguna repercusión del cordobazo. Si tenemos en cuenta que en el 71 y en el 72 ya habían movilizaciones importantes en cada aniversario del cordobazo. Hay un proceso de concientización y politización en la juventud, increíble. En el 69 como te decía casi no hay ecos aquí y vos tienes que en el 72 se toman facultades, como la de Ciencias Económicas de la UCSE, existe una movilización constante durante todo ese año en contra de la dictadura y son movilizaciones importantes que congregaban a mil o mil quinientas personas que para Santiago es muy importante realmente. Entonces ése proceso se va dando por una parte por la existencia de la universidad, por otra parte, debido al excelente trabajo de los compañeros de las distintas organizaciones y ahí particularmente en la universidad católica adquiere muchísima fuerza el PRT en las organizaciones estudiantiles, pues maneja todos los centros de estudiantes de la universidad con aliados del PRT, como también por Montoneros, que en éste caso trabajan juntos, pero había más presencia en la universidad de gente de izquierda que de los montoneros.La iglesia como institución actúa de una manera reaccionaria en ése momento, o sea públicamente sigue siendo la iglesia de los ricos y se conservan las tradiciones y los temores respecto de la izquierda; te condena incluso a veces en algunas misas. Yo he escuchado la condena de algunos sacerdotes. Después cuando comienza la lucha armada y comienzan a morir changos o a desaparecer en el caso de un muchacho Ledesma, algunos curas y sobre todo un cura español de quién no recuerdo su nombre pero creo que continua aquí, yo lo escuché públicamente hablar de una manera muy rencorosa y violenta en contra de la guerrilla, culpándolos a ellos de la desaparición de muchachos. Hablaba de la misma forma que hablaban los militares diciendo "bueno si ellos han desaparecido es porque ha habido gente marxista que les habían metido en la cabeza ideas raras, lo cual los llevó a meterse en contra del ejército y por eso han terminado desapareciendo y quién te dice que no lo hayan matado los mismos compañeros". Ese era el discurso de la represión, de militares y policías que mientras tanto estaban torturando y violando a chicas de 18 años y mujeres embarazadas, y que muchos sectores de la Iglesia Católica acompañaban. Así que una vez más en la historia el sector dirigente de la Iglesia Católica actuaba en contra de la doctrina cristiana. Esta corriente quería dar una idea de que la guerrilla era como una mafia. "Por otra parte había 3 o 4 curas progresistas que siendo personas que no estaban comprometidas políticamente eran tolerantes y así se daba en ellos, también, que al ver que la presencia de la movilización estudiantil era importante, trataban de canalizarla y acogerla haciendo huelgas de hambres, o brindando refugio a la gente cuando había represión, acogiéndonos en iglesias como La Merced o la Iglesia del Colegio de Belén. Por otra parte, aquí en Santiago yo no recuerdo que haya habido ningún cura comprometido con el movimiento para el Tercer Mundo, pero digamos que había tolerancia, y entre los muchachos y chicas había una militancia a favor de los curas del Tercer Mundo que muchos de ellos cultivaban a través de cartas, de viajes a otras provincias.

P. : Qué repercusiones tuvo El Cordobazo en Santiago...

J.C.: Apenas algunas corridas, producto de las manifestaciones estudiantiles de apoyo que se dieron en la plaza principal, y que debido a la gran cantidad de manifestantes refugiados en Siroco -una confitería frente a la plaza- humorísticamente se lo denominó "El Sirocazo". El Loco Rosenberg hizo un simpático zoco sobre eso. Sin embargo esta primera confrontación violenta tendría una gran influencia en el desarrollo de la actividad y la conciencia estudiantil."La Universidad Católica había pasado por un período en el cual los grupos de izquierda tuvieron posibilidad de convocar a asambleas de libre participación y dar a conocer sus ideas. Al calor de estas asambleas se dio una veloz radicalización de los jóvenes que hacían sus primeras experiencias universitarias en Santiago. El Pbro. Mayer -quien permitió esa apertura- sería rápidamente removido por los miembros del Consejo de Administración -verdaderos "propietarios" de la Universidad, de acuerdo a sus estatutos-, pero el movimiento iniciado por él ya era indetenible. A través de elecciones democráticas los sectores de izquierda ganaron todos los centros de estudiantes. Franja Morada (UCR), AUN (PSP), corrientes más o menos reformistas -es decir, que no propugnaban un cambio revolucionario de la sociedad-, habían ganado algunos centros, mientras que la mayoría de los otros estaban ya en manos del MOR (Partido Comunista), y ALE (PRT) corrientes que defendían abiertamente una línea marxista-leninista. El peronismo que había logrado alguna participación en los centros de estudiantes, era el de izquierda, y en caso de concertar alianzas, solía hacerlas con el PRT antes que con los otros sectores. "El 29 de Mayo de 1972 se efectuó una concentración en la plaza principal de Santiago, para conmemorar el segundo aniversario del Cordobazo. La ocasión se había hecho propicia para reclamar además la rebaja de los aranceles universitarios, que habían sido aumentados por las autoridades. Particularmente los de la Facultad de Ciencias Económicas, de la Universidad Católica, habían sido fijados a una altura que los convertía en casi inalcanzables para los recursos de las familias de clase media-baja en Santiago. Se habían concentrado unos mil jóvenes hacia las siete y media de la tarde. Entre consignas y arengas espontáneas, las columnas de estudiantes daban vueltas a la plaza, frente a la policía y la catedral, hasta que fueron amenazados con un avance por la guardia de infantería. "A viva voz, los dirigentes llamaron a la dispersión, para volver a concentrarse en la Plaza San Martín, frente a la Casa de Gobierno. El lugar altamente simbólico. La estatua ecuestre de San Martín, ubicada por entonces en el centro de la plaza, tenía hacia uno de sus costados a la Casa de Gobierno; a sus espaldas, la Casa del Pueblo, local histórico del Partido Socialista, y enfrente al Convento de Belén, donde, por falta de local propio, funcionaba además la Facultad de Ciencias Económicas -en conflicto con sus autoridades, como se recordará. La Casa de Gobierno aparecía oscura y distante, rodeada de policías. En la Casa del Pueblo -que a la sazón estaba administrada por el Partido Socialista Popular- se efectuaba justamente su asamblea a anual. El PSP tenía un excelente trabajo político en el interior, por lo cual la gran sala del imponente edificio estaba llena con los delegados de esos pueblos, entre los cuales se contaban muchos delegados de los obreros rurales y los hacheros."Hacia las ocho de la noche se iban reuniendo otra vez los grupos de activistas, acompañados cada vez por menos estudiantes comunes. La actitud policial había disuadido a más de la mitad de quienes concurrieran entusiastas a la convocatoria anterior: quizá el grupo reunido alcanzara a duras penas a los quinientos jóvenes que esta vez se reagruparon frente al edificio de la Sociedad Sirio Libanesa, en medio de la calle. "La policía había cortado ya la calle Jujuy, a la altura de la Avda. Belgrano y en su intersección con Absalón Rojas; también la Avenida Rivadavia, ocupando con carros de asalto y efectivos de la Guardia de Infantería toda la franja entre Absalón Rojas y Juárez Celman, frente a la Casa de Gobierno. De esta manera los estudiantes que habían llegado hacia esa hora quedaban encerrados.Previendo que las fuerzas policiales podrían impedir el acceso a la facultad de Ciencias Económicas, los dirigentes acarrearon a la multitud hacia allí. Y frente a la puerta principal del Colegio de Belén, sobre Jujuy, que lo era también de la facultad, se comenzó a sesionar en asamblea. "Entonces fue que un estudiante de abogacía del Partido Comunista, propuso la toma de la facultad de Ciencias Económicas, para presionar a las autoridades hacia una baja de los aranceles. Debido a la amenaza de la policía, las discusiones tenían un trámite desordenado, y las propuestas se sucedían sin que la gente prestara mayor atención. De repente, los policías comenzaron a atacar con gases lacrimógenos. Entonces, el autor de la propuesta de tomar la facultad, a los gritos, orientó a la mayor parte de los estudiantes para que en vez de huir entraran a la facultad. Pese a ello, una gran parte de la manifestación se dispersó, apenas unos cien alcanzaron a entrar y enseguida se clausuraron desde adentro las pesadas puertas del edificio colonial."Unos cien jóvenes quedaron adentro de la facultad. La asamblea prosiguió, y antes de que la policía acerrojara totalmente el edificio por fuera: yo propuse que se buscara la solidaridad popular y sindical, tratando de reproducir el acuerdo logrado en Córdoba entre sindicatos y estudiantes. La mayoría estuvo de acuerdo y se me nombró con un joven porteño que se hacía llamar "Quique" Gutiérrez para llevar la representación de la asamblea ante el Partido Socialista Popular y la CGT. Fuimos a cumplir esa misión pues, y dada la urgencia nos repartimos la tarea: yo fui al PSP y Quique a la CGT."No obtuvimos adhesión alguna. El viejo Ismael Soria, que presidía el congreso del PSP, me lanzó una filípica por haber interrumpido sus importantes deliberaciones, y ante mi insistencia dijo, frente a los numerosos concurrentes de su local, que "si quedaba tiempo" tratarían el tema de una supuesta solidaridad del PSP con los estudiantes "luego de que se trataran todos los puntos del temario para el congreso". A Quique le dijeron los sindicalistas que no querían saber nada de meterse con cuestiones de la universidad. "Ambos volvimos a la facultad tomada; debimos saltar por sobre las vallas que la policía había puesto; al llegar a la puerta vieron que el promotor de la toma, Kikí Ferreyra, se deslizaba entre los grupos de jóvenes que aún se retiraban de allí, hacia la Avenida Belgrano."La facultad estuvo toda la noche tomada. Las monjas del convento hablaron con los estudiantes y los invitaron a pasar a las aulas y la capilla, donde se improvisaron reductos para pasar la noche con colchonetas y frazadas provistas por el convento. A eso de las 3 de la madrugada arribaron fuerzas del Ejército, quienes rodearon por completo la manzana, e instalaron armas pesadas, como morteros o ametralladoras antieaéreas. En tanto, habían quedado en la facultad unos cincuenta estudiantes, entre varones y mujeres, que escuchaban radio, se turnaban para vigilar los techos y practicaban reuniones de pequeños grupos para hablar de política, historia, sociología -los temas del momento. Ante un pedido de los militares, las monjas se negaron a que ellos o la policía ingresasen al convento para sacar a los estudiantes. Se nombraron negociadores -uno de ellos Coli Bader- que tuvieron a su cargo el diálogo con las autoridades (a viva voz, o por teléfono). Cerca de las cuatro de la madrugada se le permitió la entrada al dirigente peronista Abraham Abdulajad, pues tenía la confianza de los jóvenes montoneros. A eso de las cuatro y media, el rector de la universidad, Francisco Cerro, exigió la rendición incondicional de los estudiantes y el abandono de la facultad, como último aviso antes de apelar a la fuerza. A su lado estaba el Jefe del Batallón 141 de Ingenieros de Combate, con asiento en Santiago del Estero, con casco y uniforme de combate. Los estudiantes se negaron, y contestaron que únicamente saldrían si se convocaba al periodismo y a un juez, además de otorgar garantías de que no se iba a detener e incomunicar a los participantes de la toma. Finalmente se obtuvo esta promesa. "A las cinco de la mañana, los estudiantes desfilaron ante la mirada adusta de Cerro, los jefes militares y policiales, jueces, periodistas y algunos pocos curiosos, hacia los camiones de la policía. En ellos los trasladaron, fuertemente vigilados, hacia la jefatura. Allí les tomaban las impresiones digitales y una fotografía e iban largándolos de a uno. A eso de las dos de la tarde no quedaba ninguno ya en el antiguo edificio del Cabildo, usado desde hacía algunos años por la Jefatura de Policía.

P.: Qué pasó en las elecciones de 1973 entre Juárez y López Bustos

J.C.: López Bustos había sido el elegido de Perón para que lo represente en Santiago, y tenía el apoyo principalmente de los sectores de montoneros porque el era un hombre que estaba alineado con los sectores revolucionarios del peronismo, pero se vislumbraba ya que el apoyo masivo lo tendría Juárez, incluso se da un fenómeno extraño desde el punto de vista político, los sectores de izquierda tenían más simpatía por Juárez que por López Bustos...

P.: ...a que se debe eso....

J.C.: A que se lo veía a Perón y montoneros con un claro proyecto bonapartista-capitalista, que aliado con los capitales europeos iba a instalar un capitalismo de estado que pronto iba a comenzar a aniquilar a la izquierda y se lo veía que iba a ser como una futura anestesia sobre las inquietudes revolucionarias del pueblo y que se iba a detener en una etapa inferior del desarrollo. Al menos así los veíamos nosotros. No puedo negar que mi visión estaba bastante influida por mi familia, que era juarista, pero también es cierto que por ejemplo mi tío, que era un dirigente juarista me demostraba con documentos que el programa de Juárez apuntaba a la industrialización de Santiago, y eso en sí era superior a lo que ofrecían los montoneristas, como Darío Moreno, que sólo hablaban de "lealtad a Perón". "Si bien Perón había sido revolucionario en la década del 50, en la actualidad que ya había un proceso hacia el socialismo, y Perón que era claramente anti socialista y anti comunista, se lo veía como a una persona que representaba un peligro para el desarrollo de toda la potencia revolucionaria que se venía dando a través de la lucha armada. Además de eso había mucho rechazo hacia los montoneros porque eran muy soberbios, muy prepotentes, incluso con actitudes muy de derecha. Yo no me hice montonero principalmente porque me producía mucho rechazo la actitud de ellos, en cambio observaba la actitud de los militantes de izquierda como de mayor humildad, seriedad en su militancia y paradójicamente nosotros veíamos que el sector de Juárez tenía un proyecto de industrialización para Santiago en su programa de gobierno, nosotros leíamos el programa de gobierno y lo que veíamos con López Bustos para Santiago era una participación subordinada a Cámpora, Solano Lima y Montoneros. Pero lo que sucede después en el gobierno de Juárez es que no cumple con ninguno de los propósitos que se anunciaba en el proyecto que figuraba. Sin embargo alguna gente de izquierda creímos oportuno apoyarlo porque lo veíamos más progresista en ése momento. Juárez siempre tuvo gran capacidad para percibir qué era lo más querido por el pueblo y lo más anhelado en ése momento era el despegue de Santiago, se hablaba de una Argentina potencia, del despegue de Santiago; y cómo iba suceder ello si no había industrias que posibiliten la existencia de la clase revolucionaria por excelencia, el proletariado. Así pensábamos en aquella época, quizá un poco mecánicamente, pero fijate, como prueba de ello, que el Partido Comunista fue a las elecciones junto con Juárez, él ganó aquellas elecciones con una alianza donde estaban los comunistas y la Democracia Cristiana.

P.: Puedes hacer un análisis global de la época y que perspectivas ves en la actualidad para cambiar la situación...

J.C.: Yo creo que los movimientos revolucionarios armados han sido producto de una época de avance de la concientización de la juventud principalmente, opino que todo movimiento político difícilmente, si es revolucionario, pueda renunciar a algún tipo de violencia, porque el sistema está mantenido principalmente sobre la base de la violencia. Entonces puede llegar un momento en que sea necesaria la violencia como un método de autodefensa, entonces es muy posible que en aquel tiempo si nosotros no hubiésemos utilizado la violencia igual nos hubieran aniquilado, secuestrado o desaparecido porque en realidad la violencia de la represión del proceso, por ejemplo y de las tres A y toda la estructura represiva del peronismo en el gobierno del 74, no estaba dirigida únicamente a la guerrilla y la prueba es que de los 20 mil desaparecidos la mayoría no son guerrilleros reales, algunos fueron simpatizantes, otros intelectuales, otros sindicalistas, etcétera. "Lo cual significa que el verdadero objetivo estratégico de la represión fue la de desmontar toda estructura política que ponga algún tipo de obstáculo al proyecto del imperialismo. Entonces yo creo que el error nuestro fue continuar la lucha armada cuando accedió el peronismo al poder, no porque tuviésemos que renunciar definitivamente a la lucha armada sino por una cuestión política: era necesario aprovechar la instancia democrática para crecer como movimiento político dejando a un costado el ejército revolucionario, que ya estaba bien diseñado, seguirlo manteniendo de una manera preventiva, para defendernos en caso de que hubiere una nueva avanzada de la represión que seguramente se iba a dar en algún momento. O por lo menos para negociar políticamente en posición de fuerza... Desde esa perspectiva yo creo que era necesario formar un movimiento político que tuviera un gran poder de movilización y no encarar la tarea alucinada que tuvo Robi Santucho de crear un Ejército Regular del proletariado, para oponerlo al de la Nación. En aquel tiempo yo veía esto en parte, pero esa dinámica de la lucha y el estar adentro del Partido (al cual me había costado entrar, porque era un partido elitista, no cualquiera entraba), me disuadía de cuestionar mucho. Además me decía "yo soy un pendejo, de 22 años... ¿qué le puedo discutir a Robi, que es el Comandante y conoce muchas cosas que yo no sé"... Bueno, por suerte a mí nunca me tocó estar en ninguna acción armada, porque no estaba del todo convencido como para ello."En este momento ya no asumiría la lucha armada por una cuestión de evolución intelectual mía. Ha pasado mucho tiempo, han muerto muchos amigos queridos en esas batallas, he sufrido mucho por su muerte y he visto también el dolor de la gente que perdía a sus familiares, sea de un lado o de otro. Yo he tomado conciencia de que un ser humano, lo consideremos malo o bueno, es algo infinitamente sutil y complejo, una creación divina... entonces nada, ninguna causa justifica matarlo.

P.: ¿Esto se puede interpretar como que dejaste de ser "subversivo"?

J.C.: Fui y soy subversivo. Con el tiempo se aprende a disimularlo mejor, si se sobrevive. A veces se lo disimula tanto que de hecho ya no se lo es. Espero que no llegue a sucederme. Creo que todos los artistas somos básicamente subversivos. Pues no ser subversivo significa aceptar que los poderosos te midan el mundo y te digan por donde puedes caminar, y por donde no -no son otros que quienes han sido capaces de ser despiadamente crueles con sus semejantes para quitarles su parte y engrosar la suya e infundirles el suficiente miedo para que no la reclamen más. Un país sin subversivos es un país muerto. Fueron los subversivos quienes hicieron la Revolución Industrial en Inglaterra. Los subversivos quienes derribaron a la nobleza parasitaria en 1789 -la Revolución Francesa-; sin esas subversiones el mundo occidental aún estaría habitado únicamente por amos y esclavos. Pero eso no significa que sea violento.

* Profesor de Historia.